Con “A cielo abierto”, el escritor zaragozano Antonio Iturbe se hizo con el Premio Biblioteca Breve 2017. La novela trata sobre los pioneros de la aviación franceses Jean Mermoz, Henri Guillaumet y Antoine de Saint-Exupéry. Sí, el celebrado autor de “El Principito” que entre vuelo y vuelo, escribió un puñado de grandes obras de la literatura universal.
“A cielo abierto surgió por mi admiración hacia Antoine de Saint-Exupéry. He disfrutado con todas sus obras”, nos dice Antonio Iturbe a un grupo de periodistas que le hemos acompañado a la Fundación Infante de Orleans del aeródromo de Cuatro Vientos. Un precioso escenario para presentar su obra dedicada a esos pioneros de la aviación comercial, ya que los tres protagonistas, además de servir en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial, estuvieron durante mucho años llevando la correspondencia a los lugares más recónditos del planeta.
La Fundación Infante de Orleans, institución sin ánimo de lucro, tiene cinco hangares en la parte trasera del aeródromo de Cuatro Vientos. “Este aeródromo fue el primero que entró en funcionamiento en España, precisamente en enero del 1911. Cuna de la aviación española”, nos informa el conservador del museo Javier Permanyer. “El único hangar visitable es el que estáis viendo. Aquí hay trece aviones en perfecto estado de conservación y uso, menos uno. Todos los meses hacemos una exhibición para los visitantes que quieran acercarse hasta aquí”.
Entre esas joyas de la aviación nos podemos encontrar con un de Havilland, un Polikarpov Po2, utilizado por los escuadrones de mujeres del ejército soviético durante la Segunda Guerra Mundial, un Eagle, un Polikarpov Mosca o Rata, que surcó los cielos españoles durante la Guerra Civil, un Dragon Rapide, similar al utilizado por el bando franquista para transportar al dictador, etc. Toda una colección de vetustos aviones en perfecto estado. “Aquí los hemos reparado y puesto a punto. Unos son propiedad de la fundación y otros están en depósito, cedidos por particulares”, señala el conservador, todo un erudito en lides aéreas. En películas como “Memorias de África”, “Con la muerte en los talones” o “El paciente inglés”, hemos podido ver aviones como los de este interesantísimo museo.
“Hubo un tiempo en que las cartas eran muy importantes en nuestras vidas, de ese tiempo habla mi novela”, afirma Antonio Iturbe nada más comenzar a hablar. Ahora con internet han pasado a un segundo plano. Hubo unos aviadores que se jugaban la vida para llevar esos correos de una parte a otra del mundo. Entre ellos estaban los tres protagonistas de “A cielo abierto”, pero sobre todo Antoine de Saint-Exupéry. “Leer El Principito me fascinó pero, hay que reconocer que el libro ha hecho a la obra del aviador francés mucho bien pero, también, mucho mal, ya que eclipsó al resto de su obra”, sostiene el autor zaragozano.
Antoine de Saint-Exupéry fue un gran contador de historias de sobremesa, un gran contador oral y muy profundo, según el autor de “A cielo abierto”. Solía contar las hazañas que hicieron sobre aquellos vuelos en África o los que realizaron cruzando los Andes, jugándose la vida para llevar la correspondencia hasta Santiago de Chile o Buenos Aires. “Eran unos auténticos valientes que sabían vivir la vida con pasión”, apunta Antonio Iturbe.
“He tardado cuatro años en documentarme y escribir la novela. He de decir que no es un trabajo continuo porque tengo otras ocupaciones y sobre el autor de El Principito siempre me ha estado documentando”, expone con parsimonia aragonesa. Se define como un escritor “poco sistemático y muy desordenado. Mi forma de escribir es como un zigzagueo pero siempre avanzando”.
Antonio Iturbe recordó algunas de las anécdotas de la vida de Antoine de Saint-Exupéry. “El Principito nace como un libro de encargo que se lo propusieron sus editores americanos después de caer Paris en manos de los nazis y estar un poco deprimido por ello”, recuerda el escritor. La idea partió de unos dibujos que solía hacer el escritor francés de niño. Esos monigotes tomaron forma en un pequeño hombrecito que sería El Principito.
“Quizá el protagonista de su libro fuese el propio autor de niño”, sugiere Antonio Iturbe y añade “Antoine de Saint-Exupéry era una persona muy insegura. Escribía a su madre, cuando tenía cuarenta años, como si fuese un niño pequeño pero de ahí a plantear que se suicidó hay un abismo”
En su opinión sólo se pudieron dar tres posibilidades en su desaparición. Que cayese al mar por un problema mecánico, algo que no contempla porque en aquella época los aviones estaban muy desarrollados mecánicamente, que fuese abatido o que decidiese arrojarse al mar. Antonio Iturbe se queda con la segunda opción. “Hace unos años apareció un aviador alemán diciendo que le había abatido cuando salió de Sicilia. Esa es la hipótesis más plausible”, sugiere el autor de “A cielo abierto”.
“Quiero creer que no se suicido porque el suicidio tiene un componente de egoísmo que él no tenía”, expone durante la charla mantenida. Preguntadopor cuánto de realidad y cuánto de ficción hay en la novela dice: “Un 80% de realidad y el resto de ficción, algunas cosas las he tenido que inventar pero he sido fiel a la realidad. De todas formas, no creo que estemos ante una obra histórica, más bien es una novela de aventuras que va un poco más allá”, concluye el escritor que ha disfrutado escribiendo la novela y paseando entre las reliquias aéreas de la Fundación Infante de Orleans. Fundación que se merece una visita, como se merece una lectura “A cielo abierto”
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