Que sepamos, María Tena trabajó en la EXPO de Sevilla siguiendo a un novio andaluz, sin embargo cuando fue nombrada Comisaria General del pabellón de España de la EXPO de Shanghái en 2010 no tenía ningún novio chino. No la importó, a la vuelta decidió contar la historia de “El novio chino” basándose en hechos reales, los menos; y en hechos ficticios, los más. “No quise enterarme mucho de la historia real para que no me estropease mi historia imaginada”, dice en la rueda de prensa de la presentación del libro en Madrid, después que haberla presentado, lógicamente, en Málaga.
Estamos ante una historia de amores heterodoxos que sorprendió al jurado malagueño por su manera sencilla de narrar, a la vez que eficaz y sugerente. Ignacio F. Garmendía, editor de la Fundación José Manuel Lara, lo dijo con claridad en la presentación. “María Tena narra la historia con mucha fluidez y amenidad. La agilidad de los diálogos es vertiginosa y nos muestra una China contemporánea de la que conocemos muy poco”, explicó el editor sevillano.
“La novela es la historia de un amor homosexual entre Bruno, jefe de protocolo de la delegación española, y Ben, un muchacho chino huido de su aldea donde trabajaba en los arrozales, pero tratado sin necesidad de subrayarlo, de forma natural”, expone la escritora madrileña en su encuentro con periodistas y añade “este tipo de amores se suele tratar de forma muy personal o de un modo marginal. Yo he huido de eso y lo he contado con absoluta normalidad”.
La experiencia que vivió hace siete años en Shanghái María Tena la ha dejado profunda huella. “Estar en Shanghái te convierte en otra persona, además, allí todos los que fueron se enamoraron por lo que tenía que contarlo”, señala la escritora madrileña con humor. ¡Lástima el no haber ido allí! "Cuando me enteré de la historia de los protagonistas, vi claro que allí había una novela", destaca con pasión.
Cuando María Tena se enteró de la historia, se conjuró para contarla, le preguntó al Bruno real si le importaba que contase algo de su historia. Él, la dije que le divertiría. “Ahora viven los dos felices en Sevilla, en la novela no ocurre lo mismo. Las historias tiene finales distintos”, nos anticipa la autora. Eso quiere decir, que lo que ocurrió en Shanghái fue tan inverosímil que el lector no se lo terminaría de creer. “Es que la realidad no es verosímil”, corrobora con humor.
Una de las mayores experiencias que tuvo María Tena en Shanghái fue ver ganar a España el Mundial de Fútbol en el pabellón español, “todo lleno de chinos con las caras pintadas de rojo y animando a España”, recuerda. “Por allí pasaban más de 25.000 personas al día, en total fueron siete millones los visitantes. El pabellón consiguió el tercer premio de la EXPO. Era muy original, 8.500 placas de mimbre que se podían mover haciendo diferentes espacios, el pabellón fue diseñado por el gabinete de arquitectura EMBT”, apunta orgullosa la antigua comisaria, que no de policía. EMBT no son otras que las siglas de los diseñadores Enric Miralles y Benedetta Tagliabue.
“En El novio chino he querido contar una historia muy concreta. Mis novelas suelen ser muy cortas, concretas y ágiles. Me gusta escribir pero más me gusta quitar y quitar todo lastre superfluo. Mis novelas tienen lo que tienen que decir y creo que todo debe ser muy significativo. No me gusta enrollarme. Lo que más me interesa son los personajes y sus conflictos”, desgrana la escritora con simpatía a raudales. Otra cosa que le encanta es poner los títulos a sus novelas. “Para esta tenía, en un momento dado, más de cincuenta, aunque sólo tres me gustaban realmente”, reconoce.
Una de las cosas que más le cuesta como autora es la temporalización de la novela. “En esta ocasión me lo vino dado, ya que la EXPO duraba seis meses y tenía que acabar al mismo tiempo, eso me dio una pauta genial. Recuerdo que el día siguiente de la clausura entraron las máquinas a derruirlo todo”, evoca la autora
“Creo que me ha quedado una novela muy contemporánea, de tema gay sin subrayar y que no pretende dar a nadie ninguna lección moral”, concluye María Tena la rueda de prensa. También nos dos conclusiones importantes de su experiencia china, la primera es que los dos mundos, oriental y occidental se necesitan y la otra es que los chinos han sufrido mucho. “Me lo explicó muy bien un amigo chino: China es un caballo donde se montó el imperio, después se montó el comunismo y ahora el capitalismo pero el caballo sigue siendo del imperio”. China sigue siendo la nación de Confucio, pasarán los siglos pero su mentalidad y pensamiento seguirán siendo los mismos.
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