"Es nuestra obligación cuidar, defender y promover nuestra lengua”, dijo el escritor y Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa en el transcurso de la presentación de conclusiones de “El valor económico del español” de Fundación Telefónica, que ha cumplido diez años (2006-2016) tras la publicación de 14 títulos que han analizado la importancia de nuestro idioma.
El proyecto, el que han colaborado más de 200 autores, ha situado nuestra lengua en el mapa internacional a través de su cuantificación económica, con el fin de apoyar un diseño para una mejor política de proyección internacional de una lengua hablada hoy en día por más de 550 millones de personas en todo el mundo.
SS.MM los Reyes de España han presidido hoy el acto institucional que resume una década de investigaciones y que ha contado también, entre otras personalidades, con el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Iñigo Méndez de Vigo; el secretario para la Cooperación Iberoamericana, Salvador Arriola; el presidente de Telefónica, José María Álvarez Pallete; el presidente de Fundación Telefónica, César Alierta; el director general de Fundación Telefónica, José María Sanz Magallón; el codirector del proyecto, el catedrático de Economía Aplicada José Luis García Delgado, y los profesores José Antonio Alonso y Juan Carlos Jiménez, quienes también han codirigido el estudio.
Su Majestad Felipe VI ha destacado que el alcance del español supera las dimensiones de los países hispanohablantes: “567 millones de personas habla nuestra lengua en todo el mundo y se estima que en 2050 serán 2050 millones”. Este crecimiento se debe en opinión de Felipe VI a la fortaleza del español para superar desafíos como sobrevivir al paso del tiempo, rebasar las limitaciones geográficas y mantener intacta la unidad del idioma. “Nuestro idioma constituye una seña de identidad colectiva y una fuente de riqueza económica de primer orden”, ha concluido el jefe del Estado, motivo por el cual todos los españoles “somos responsables de seguir cuidándola”.
Por su parte, Vargas Llosa ha señalado que el español posee una actitud flexible para renovarse y adaptarse a las actitudes cambiantes de la vida. Tras nombrar la labor de difusión de la lengua española en América de la mano del Inca Garcilaso de la Vega y Sor Juana Inés de la Cruz y la fuerza expansiva que posee en nuestros días, el Premio Nobel de Literatura ha lanzado una advertencia sobre nuestro idioma: “No nos durmamos sobre los laureles: lo que le debemos es impagable y hemos de cuidarla, promoverla y defenderla porque sin ella nuestra vida hubiese sido mucho más triste, más provinciana y más claustral”.
El presidente de Fundación Telefónica, César Alierta, ha dicho durante su intervención que España es el puente de unión entre China y Latinoamérica, una oportunidad que no debemos desaprovechar porque “los efectos reales económicos del español son inconmensurables y lo van a ser cada vez más”. Por su parte, el codirector del estudio, José Luis García Delgado, ha hecho hincapié en que el español, nuestro producto más internacional y más “internacionalizable”, tiene un problemático arraigo intergeneracional en los EE.UU.: “nuestra lengua se merece hoy una política de altura en la que intervengan incluso los ministerios de Economía y de Hacienda y Administraciones Públicas”, ha sugerido.
“El valor económico del español”: conclusiones
Nuestro idioma es la segunda lengua materna del mundo, tras el chino mandarín; segunda lengua de comunicación internacional, también en la Red, tras el inglés; y segunda lengua adquirida en los países de lengua no inglesa.
El estudio destaca que el español ha crecido en los últimos años apoyado tanto en la internacionalización de las empresas españolas como en la cohesión idiomática impulsada por la Asociación de las Academias de la Lengua Española. De hecho, el español ha esquivado la fragmentación porque sufre menos dialectalismo que el inglés, el francés, el chino y el hindi, presenta un alto grado de cohesión interna y plantea sus normas a través de un enfoque panhispánico y policéntrico, en un ejemplar modelo de cooperación de todas las Academias de la Lengua Española.
En América, la tradicional alta concentración de hispanohablantes en los países con mayor impronta española tiende a disminuir, dado el doble y simultáneo empuje del español hacia el norte, abriéndose paso como lengua materna (y extranjera) en Estados Unidos, y hacia el sur, al penetrar con firmeza en Brasil.
En Europa, lo novedoso es el gradual ascenso del español a la posición de segunda lengua de enseñanza, tras el inglés, desplazando al francés y al alemán en buena parte del continente.
Hacia una política de Estado de nuestra lengua
La potenciación del español en las relaciones internacionales, en la producción y el intercambio científico, así como en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), son los principales retos de nuestra lengua. El proyecto propone, en este sentido, diseñar una política de proyección internacional del español.
El reto perentorio es que el español constituya verdaderamente una de las seis lenguas consideradas como oficiales en Naciones Unidas, ya que en la práctica su utilización es muy reducida; incluso, en el seno de la Unión Europea, el español es una lengua subalterna, sin estatus real de lengua de trabajo, algo que sí tienen el inglés, el alemán y el francés.
La promoción del español debe concebirse como una política de Estado del conjunto de la comunidad hispanoamericana de naciones, considerando la lengua común como bien preferente, no para competir con el inglés, sino para mejorar el estatus del español como lengua internacional complementaria, como lengua diplomática internacional, como lengua de creación y comunicación científica y como lengua en la que se expresa una cultura vigorosa con relevancia en la Red y en los medios masivos de consulta digital.
La mejora del estatus internacional del español tiene que proyectarse en los foros mundiales y organismos multilaterales. A ello contribuiría el fortalecimiento del diálogo y las relaciones de cooperación entre las sociedades y los agentes de la comunidad hispanohablante en todo el mundo.
Es necesario, además, generar y estandarizar un paquete formativo que ofrezca las competencias mínimas para su uso práctico, es decir, un español compendiado que facilite enseñanza, aprendizaje y uso. La oferta formativa del español para extranjeros debe hacerse más amplia, accesible y atractiva.
El Instituto Cervantes ha de ser eje e instrumento fundamental de ese esfuerzo y la gran plataforma formativa internacional del español. A esa tarea deberían sumarse agentes públicos de otros países hispanohablantes y agentes privados que operan en el ámbito de la enseñanza.
También deberían promoverse vías informales que alimentan los intercambios culturales, como los productos culturales (especialmente audiovisuales) en versión original para extender el aprendizaje del español.