El historiador suizo Andreas Stucki publica en España "Las guerras de Cuba", una obra de referencia sobre la ocupación colonial española en Cuba, en la que incluye datos desconocidos del conflicto, incidiendo especialmente en los llamados «campos de reconcentración» para la población cubana disidente, que posiblemente fueron los primeros de la historia. Un análisis de la violencia y el horror en los estertores del imperio español.
Todavía hoy, la reconcentración de la población durante las guerras de España en Cuba sigue causando un gran debate. Unos ven en la misma el precursor y el origen de los campos de concentración de la Alemania nazi, y otros, el precedente de la antiguerrilla moderna. En estas contiendas ideológicas, a menudo se descuidan las circunstancias históricas.
«El punto de partida de este libro es la reflexión que entiende el tratamiento dado a los civiles en los conflictos asimétricos como un problema fundamental y en última instancia también teórico-militar. Esta perspectiva focalizada en las estructuras del conflicto es la base de este libro que intenta abrir el campo a trabajos en un ámbito en el que confluyen los estudios comparados en materia de campos y también en materia de migraciones forzadas», explica Andreas Stucki, especialista en estudios del Caribe y en historia imperial de los países ibéricos (siglos XIX-XX).
«La Guerra de Independencia de 1895-1898 condujo al borde del colapso social y económico tanto a España como a Cuba. Generaciones enteras se vieron marcadas por el hambre, las privaciones y la mortandad. En sus memorias, los contemporáneos se refirieron a aquellos años centrándose en la situación generalizada de emergencia y poniendo el acento en la inflexión que supusieron los bandos de reconcentración. Sin embargo, los efectos sociales a medio y largo plazo de la reubicación forzosa en Cuba no han sido objeto de una investigación exhaustiva. Hasta hoy, la historiografía apenas se ha ocupado de la recepción y representación de la reconcentración en Cuba», escribe en Las guerras de Cuba.
La característica estructural de las guerras imperiales es una relación conflictiva entre rebeldes, ejércitos, unidades irregulares violentas y población civil, junto a la violencia y radicalización propias de cada conflicto. Así, se pueden cuestionar aquellos modelos interpretativos dominantes que establecen una conexión entre, por ejemplo, Windhuk y Auschwitz. Pero es preciso que se abra paso el análisis histórico-crítico de aquellas prácticas y de sus efectos sociales. «Esto significa concretamente que los campos y los poblados fortificados en los bordes de los imperios no se deben analizar solamente como parte de los «orígenes» de los campos de concentración, sino como fenómenos específicos y también como elementos de un engranaje militar estratégico», precisa el autor.
Las guerras de Cuba presenta por primera vez, y gracias a las investigaciones realizadas por Stucki durante años en los archivos cubanos y españoles, la realidad del extenso conflicto colonial que se produjo en Cuba y que no solo se vio reflejado en el plano bélico, sino que también lo hizo en el económico, político y social.
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