José Sanclemente vuelve a las librerías con una novela que une las dos profesiones que se debaten con más intensidad entre la verdad y la mentira: el ilusionismo y el periodismo. Porque "Ilusionarium" es un thriller de investigación en el que nada es lo que parece y en el que los personajes son capaces de engañar al lector con tan solo un movimiento de manos. Así pues, el autor nos invita adentrarnos en una historia plagada de apariencias y lo hace poniéndose un sombrero de copa e invitándonos a acceder a su ficción con la frase más antigua del mundo del espectáculo: “Pase y vean, señores y señoras”.
Ilusionarium cuenta la historia de Christian A. Bennet, un periodista de cincuenta y seis años que recibe el encargo de buscar a un “fantasma”, una joven maga que desapareció hace seis años en las aguas del río Sena, en París, tras actuar en el Lido con tremendo éxito. En la búsqueda se encontrará con el espíritu de su propio pasado que alguien ha tenido interés en despertar. Solo al final de su investigación se dará cuenta de que su vida, como la de la maga Daisy, ha sido un gran truco de ilusionismo donde el engaño y la mentira forman parte de la función.
Christian A. Bennet trabaja en el periódico neoyorkino Sentinel. Es un periodista que, quince años atrás, ganó el Premio Pulitzer tras destapar un caso de connivencia de los políticos norteamericanos con las mafias del juego y la prostitución de Nueva York y Las Vegas. Aquella investigación estuvo a punto de costarle la vida y, aunque él se salvó, no pudo evitar que su pareja de aquel momento, una joven llamada Lorraine, muriera al ser lanzada por la ventana de un hotel a manos de unos desconocidos.
Desde entonces, Christian no ha podido quitarse de la cabeza aquellos días y, sobre todo, aquel cabo que dejó sin atar a petición expresa del director de su periódico, quien le sugirió que no acusara al gobernador de Nueva York en su reportaje. Y es por eso que el narrador sabe, aun cuando no lo diga en voz alta, que “ese Pulitzer, mi Pulitzer, está teñido de sangre”.
Con todo, Christian Bennet sigue siendo el periodista estrella del Sentinel y, aunque no se ha adaptado a los cambios digitales de la profesión, continúa destacando sobre sus compañeros. Tal vez sea por eso que Martha Sullivan, la propietaria de Globe Communication (empresa a la que pertenece el periódico) afectada por un linfoma no Hodking mortal, le pide que evite la compra del emporio mediático por parte del “depredador financiero” Dan Barrymore, con quien el antiguo propietario –y protector de Christian en sus inicios periodísticos- adquirió una deuda millonaria. La única forma de impedir que dicha absorción se produzca pasa por encontrar a la heredera del imperio, Angela Sullivan, una mujer de unos treinta y cinco años que, diecisiete años atrás, abandonó su casa para iniciar una carrera como ilusionista.
Pese a que el periodista descubre muy pronto que Martha Sullivan no le ha contado toda la verdad sobre su hija Angela, así como tampoco sobre la adquisición del imperio mediático por parte de Dan Barrymore y su hija Peggy, Christian Bennet decide iniciar la búsqueda de una mujer que, según se publicó en su momento, murió hace cinco años al precipitarse con su coche sobre las aguas heladas del río Sena. Muchos son los interrogantes que se abren en torno a esta muerte –y sobre todo en torno a la ausencia de un cadáver– y, antes de emprender un viaje hacia París, Christian hace algunas pesquisas en el Nueva York de los espectáculos de ilusionismo y de las tiendas de magia como Martinka, donde al parecer se diseñó un maletín negro con un probable doble fondo –o, cuando menos, con un secreto en su interior– que proporcionará al protagonista la primera pista para descubrir si Angela murió realmente en aquel accidente o si, como todo en esta novela, aquello no fue más que un truco de escapismo ingeniado para que los demás la dejaran en paz.
Porque Ilusionarium es una novela en la que es necesario creerse lo que está pasando, aunque no en muchas ocasiones sea real. Y es que, cuando la vida es pura ilusión, no vale la pena preguntarse el cómo ni el porqué de las cosas. Como si estuviera presenciando una función de magia, el protagonista, y también el lector, se deja llevar por la falsedad y permite, a veces complacido, que le engañen. Esa es la principal tesis de esta novela: que las cosas no son siempre lo que parecen y que las ilusiones no solo se admiten en el escenario de un teatro dedicado a la magia, sino también en la vida. El autor desvela en esta novela algunos trucos de magia que todos hemos visto en alguna ocasión, e incluso reflexiona sobre el afán de la gente por ser engañada y sobre la neurología del engaño –nuestras neuronas nos engañan y un buen mago solo tiene que aprovecharse de eso–, y lo hace con la finalidad de reflexionar sobre la verosimilitud, la falsedad y la realidad de cuanto nos rodea.
José Sanclemente es un barcelonés cuya pasión son los medios de comunicación. En la actualidad es cofundador y presidente de eldiario.es. Para escribir esta novela se documentó viviendo personalmente la experiencia de los escenarios del mundo de la magia en Las Vegas, Nueva York, París y Barcelona. También llegó a realizar un curso de iniciación al ilusionismo y la prestidigitación, por lo que muchos de los espectáculos y personajes que aparecen en ella son reales; solo la trama, como en un truco de magia, es pura ficción. Es economista y escritor que ha desarrollado su profesión en varios medios informativos, como Grupo Zeta o Antena 3, y ha sido presidente de la Asociación de Editores de Diarios Españoles.
José Sanclemente ha escrito las novelas negras Tienes que contarlo (2012), No es lo que parece (2013) y Esta es tu vida (2014). Ilusionarium es su cuarta novela.
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