Precisamente con “El estreno” se estrenó Pablo d´Ors en la literatura. Ahora la editorial Galaxia Gutenberg se ha embarcado en la reedición de toda la obra del escritor madrileño porque como según dice su editor Joan Tarrida “la obra de cualquier autor crece cuando está editada de forma completa y ordenada” y aunque sus libros están bien editados, algunos se hacen casi imposible encontrarlos en las librerías.
Justo el día en que cumple 25 años desde que se ordenó sacerdote Pablo d´Ors y en el día del cumpleaños de Joan Tarrida se presenta el libro de relatos “El estreno”. Siete son los relatos que componen dicha obra. “El libro se ha reescrito, se ha escrito un epílogo y se ha introducido un cuento nuevo La llamada del mar que sustituye a uno viejo”, señaló el editor en la presentación del libro a los medios de comunicación.
“El estreno”, el libro que ahora se presenta, y único libro de cuentos de Pablo d'Ors hasta la fecha, abre la primera de sus trilogías, la "Trilogía del fracaso", que se completa con Las ideas puras y Contra la juventud. Después vendrá la Trilogía de la Ilusión, para acabar con la Trilogía del Silencio. Reuniendo así toda la narrativa del escritor aunque, por supuesto, va a seguir escribiendo libros nuevos.
“El estreno” es un ajuste de cuentas, una declaración de amor a la literatura, un homenaje en clave humorística a un puñado de prosistas a los que homenajea y que más le han influido (Bernhard, Pessoa, Mann, Dickens.) y, en fin, una rotunda manifestación de la estela centroeuropea en la que Pablo d'Ors se ha movido como narrador. También, por supuesto, de su ética estética y del tragicómico dramatismo que caracteriza a quienes se dicen escritores, dedicados a condensar la vida en esas píldoras que llamamos libros.
Su tema es siempre la humillación, quizá el horizonte por excelencia de toda la novelística, y su tono, más bien insólito en la historia de las letras, la compasión. Y es que d'Ors se ríe de sus personajes -como bien hacen sus maestros Kafka y Kundera-, pero él los deja en la pista de despegue para que se recompongan de sus cenizas y nazcan de nuevo.
“Siempre he vivido en un combate entre dos vocaciones, la religiosa y la literaria. Sólo hasta hace dos o tres años he encontrado la armonía, el equilibrio entre el silencio y la palabra porque la escritura tiene mucho de ejercicio espiritual”, ha manifestado el escritor ante los periodistas. Ahora ha conseguido hermanar sus dos vocaciones en una sola y eso que según él “siempre escribo el mismo libro, eso sí, desde un punto de vista diferente”.
"Mis libros son más inteligentes que yo"
El estreno es una reflexión sobre el acto de escribir y el personaje de escritor. “Para mí, la escritura es un acto manual y no mental. Cuando escribo y encuentro una idea, no me fío tanto de la idea como de mi mano. No es sólo un acto de comunicación sino de revelación”, expone el autor y añade “cuando escribo descubro cosas que no sabía. Creo que mis libros son más inteligentes que yo”.
Para Pablo d´Ors la vocación y el estilo de vida tienen mucho que ver. “Yo siento una voz interior que me impele a escribir. Por eso, hace años, decidí ser un escritor que escribe. Estuve años en que quería ser escritor pero no escribía. Desde entonces, dedico un par de horas a escribir todos los días; aunque un escritor los es las 24 horas al día. Es una manera de vivir”, expone con un apasionamiento calmado.
“Un escritor es alguien que ha soportado mucho su propia estupidez y es cuando se consigue superarlo cuando te conviertes en escritor. Es un acto de humildad”, afirma rotundo. Esa humildad le ha llevado a reflejar sus sentimientos en el papel, lo cual le cuesta mucho, “a veces, hay que escribir cien páginas para que una sola valga”, reconoce con sinceridad.
La escritura literaria que Pablo d´Ors realiza no es un asunto meramente técnico, más bien es artístico. “Puedes escribir técnicamente bien pero no transmitir nada, todo depende de la pureza de corazón. El milagro se consuma cuando se es uno mismo. De ahí que la literatura ha de ser personal para llegar a alcanzar la universalidad”, desgrana y agrega “concibo la narrativa como una exploración de la identidad en la que me gusta añadir el componente de la compasión. Ser compasivo supone haber pasado por la impiedad”
“Yo he tenido grandes maestros y creo que ser un buen discípulo es fundamental en la vida”, opina y concluye diciendo que “la literatura tiene que hacer justicia narrativa a la realidad”.
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