Cuando la religión se encuentra entre la Escila del fanatismo y la Caribdis de verse sustituida por la ciencia y la filosofía, es oportuno volver la vista a la figura del filósofo poeta que fue George Santayana. Enfrentado él mismo a la crisis religiosa propia de la juventud y del auge del positivismo en el siglo xix, nunca dudó sin embargo de la naturalidad del impulso religioso. De ahí que, cuando el crítico norteamericano Logan Pearsall Smith decide, en 1920, presentar al público inglés una antología de la ya extensa obra de Santayana, no ha de extrañar que uno de sus apartados fueran estos "Pequeños ensayos sobre religión".