Antonio Valdecantos sostiene en "Teoría del súbdito" que, a través de desplazamientos metonímicos, el uso de muchos términos está siendo empleado de manera mendaz. Así, “ciudadanía” o “ciudadano” no son más que formas mixtificadoras creadas para desviar la mirada de la verdadera política. Y, por supuesto, no existen ciudadanos, sino súbditos.