www.todoliteratura.es

Sofistas

20/06/2024@06:36:00

En el transcurso de la cálida primavera el año 399 a. C., cuando fue condenado a muerte por la justicia de Atenas, Sócrates “no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo”. Las razones profundas de la condena se siguen discutiendo hasta el presente, las líneas que siguen –apenas un bosquejo de ideas- no alientan la descabellada pretensión de dirimirlas, pero acaso puedan aportar algunas referencias en torno a tan disputada materia.

Permítasenos otorgar un realce, acaso inmerecido para estos rudimentos, reproduciendo, a manera de introducción y resguardo, dos citas de incontrovertible ponderación; en La tragedia griega (Gredos, Madrid, 2011), la erudita Jacqueline de Romilly afirma: “Haber inventado la tragedia es una hermosa medalla de honor; y esa distinción pertenece a los griegos”. Por su parte, el padre dominico André-Jean Festugière, filólogo, filósofo y notable traductor, comienza su imprescindible ensayo La esencia de la tragedia griega (Ariel, Barcelona, 1986) con la siguiente aseveración: “Sólo una tragedia hay, y es la griega.”

Oberon, Madrid, 2021

Pareciera, es cierto, como si estuviésemos empeñados en acuñar un término nuevo (feminismo, derechos femeninos) cuando ellas han estado ahí, a nuestro lado, para llevar a cabo, desde el origen, la labor que ha llegado a definirse con carácter genérico como cultura o civilización.

  • 1

Ed. Punto de Vista. 2022
Uno se queda, felizmente perplejo y admirado del exquisito cuidado, con el que esta editorial nos presenta todas sus obras; y por lo que felicitó a su editor muy cordialmente.

María Malusardi nació el 12 de abril de 1966 en Buenos Aires, ciudad en la que reside. Desde 1989 ejerce el periodismo (entre otros medios gráficos, en las revistas “Nómada”, “Lugares”, “El Arca”, “Nueva”, “Debate”, “Caras y Caretas” —entre 2013 y 2015 exclusivamente sobre poesía argentina— y en los diarios “Perfil Cultural”, “Clarín”, “La Gaceta Cultural”).

\n