SALÓN DE LECTURA
Solo un nombre a veces es suficiente para regresarte al origen, a ese lugar oscuro y líquido que cobija el silencio en toda su inmensidad. Solo un nombre, una palabra que nace viva y libre, un monosílabo para definir y describir cuanto el hombre necesita saber de sí mismo. El todo y la nada de un laberinto creciente, que deja su luz en las cosas sencillas y cotidianas, que no necesita sino de la soledad y el silencio para florecer, para espigarse en el espacio y el tiempo vividos.