«Alá vio triste la situación de los hombres como trataban la tierra, decidió entonces enviarles al Arcángel Gabriel. En realidad pensó, el Corán es demasiado difícil y demasiado largo; Gabriel se lo volverá a explicar de manera muy sencilla. Esto evitará la catástrofe ecológica y hará a los creyentes más sencillos, su fe más eficaz y el fundamentalismo innecesario. Entonces Gabriel se fue con un simple mensaje. Viajó por todas partes, utilizó todas las huestes celestiales. Finalmente volvió al cielo. Sus alas estaban completamente sucias y estaba exhausto. Alá le preguntó como le había ido; si había trasmitido el mensaje. Si, naturalmente -respondió- ¡pero los hombres no tienen tiempo de escuchar!»