Por Laura Ayer
La regla número uno de una fiesta es no hacerla en tu casa. El cumpleaños del amargado protagonista, prisionero en su silla de ruedas después de un accidente, será recordado por una multitud de gente que aparecerá en la mansión con gran jardín y hermosa piscina, con ganas de liarla, pero sobretodo de liarse, sin siquiera conocer al anfitrión.