Si hace unas semanas hubiera querido escribir esta reseña habría empezado diciendo: Bukowski sigue vivo gracias a las manos de Judith Bosch. Pero hoy, que hace unos días tropecé con un libro homenaje a John Fante y descubrí que uno de los grandes – vamos a usar jerga actual – influencers del autor norteamericano fue Fante, debo cambiar eso. Aunque soy un fiel defensor de la ausencia de originalidad – en su sentido más puro – en la literatura, de que todo es intertextualidad, lo voy a decir: John Fante sigue vivo gracias a las manos de Judith Bosch.