Mujer sin padre, mira al cielo, y le canta. Lo siente cuando amanece por las mañanas y cuando la luz del crepúsculo hace su entrada. Es una llama que no se apaga. Y María Villarroya lo canta con garra y desgarrada. “No hay muerte que no me devuelva a la belleza”.
Esta comedia futurista, secuela espiritual de Amanece que no es poco (1989), está escrita y dirigida por el cineasta manchego José Luis Cuerda (Todo es silencio, Así en el cielo como en la tierra).