05/02/2024@06:36:00
De seguir así, este par de paginas va a parecer una capilla de responsorios con tanto centenario, porque ya suman cuatro seguidos. En mi disculpa, argüiré que no tenía escapatoria al tratarse de La vorágine, el más formidable relato que se haya escrito en el fulgor verde de Nueva Granada, la de José Celestino Mutis y la de Alejandro von Humboldt, la de don Pedro de Ursúa y también la de aquel Bolívar, ensopado de lluvia hasta la calavera y tiritando renuncios hacia la muerte, cuando ya no era sino el escueto Longanizo y Santander le había birlado la partida de la Historia.
El lunes pasado se celebró —bueno; esto es un decir, habida cuenta de la epidemia que arruina al país— la fiesta nacional, antes de la Hispanidad y, mucho antes, de la Raza —en algunas repúblicas americanas aún se la sigue llamando popularmente así—, pues es el día que Colón, hace más de quinientos años, desembarcó en San Salvador —en las actuales Bahamas— y cambió para siempre la concepción del orbe. Y si aquí no dejó de ser un breve cumplido en el palacio de Oriente, en América, tan protagonista o más de la jornada, sucedieron algunos incidentes que calificaría de chocarreros, porque no son sino torpes remedos de esa ola de iconoclastia que se ha desatado en EEUU, tras contemplar el mundo, estupefacto, el cruel asesinato de George Floyd por televisión.
Desde Esquilo, el asalto al poder ha sido uno de los más feraces y constantes argumentos de la literatura. Shakespeare mismo lo ha presentado desde tan variadas facetas y a través de tan portentosas figuras que, en lugar de un literato, a veces se me antoja uno de los más clarividentes teóricos del ejercicio político, o si prefieren y sin retoricismos, del manejo del poder y de sus mucilaginosas traiciones.
Editorial Drácena reedita la "Trilogía bananera" del escritor guatemalteco
En octubre de este año se cumplirá el cincuentenario de la concesión del Premio Nobel a Miguel Ángel Asturias, el creador del “realismo mágico” o de “lo real maravilloso” como también lo denominó su amigo Alejo Carpentier. Le fue otorgado —como se escucha en el video adjunto— por el conjunto de su obra.
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El mes de mayo, en Madrid, me ofrecía dos citas que le daban un timbre espléndido sobre cualquier otro del año y que me despabilaban del paso anodino de las semanas, por más que estas se empeñasen en distinguirse con alguna patarata política o con un estruendoso notición futbolístico: la isidrada y la feria del libro de viejo. Ambos acontecimientos traían para mí, sobre lo festivo, algo singularmente intrigante.
Como todo lo imperecedero, lo determinaron los griegos, y con tanto recelo que gravitó por casi todas sus tragedias como un jalón pétreo ante el que estallaba el clamor del coro o se rompían en llanto sus heroínas más obcecadas. Pero será con Shakespeare cuando sus despóticos antojos más nos estremezcan por íntimos y compartidos, y de todas sus máscaras, Ricardo III, el epítome; y tan acertado que cada una de sus reposiciones aún nos sigue alumbrando minucias de los tiranos que nos han sido más cercanos y conocidos.
Será el 1 junio en la Casa de Vacas del Retiro madrileño a las 20 horas
Con motivo de la Feria del Libro de Madrid, en el Centro Cultural Casa de Vacas de El Retiro, el miércoles 1 de junio, a las 20 horas, Juan Carlos Monedero presentará la Trilogía bananera de Miguel Ángel Asturias, que acaba de rescatar Drácena para las librerías españolas. También intervendrá en el acto Gastón Segura, coprologuista de la Trilogía junto a Ramón Chao.
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