20/06/2017@17:42:57
De los años que captura "Tiene que llover", apenas quedan unos pocos recuerdos, nos dice el autor. Y, por encima de todos, uno: el de la ignorancia, la ingenuidad, el fracaso. Y, sin embargo, en Tiene que llover un Knausgård concentrado y frontal exprime su prodigiosa capacidad evocativa para, cerrando el círculo, describir el camino por el que llegó a convertirse en el autor que conocimos con La muerte del padre, y dar vívido testimonio de los impedimentos, errores y tropiezos que contribuyeron a conformarlo.