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Manuel Rubio Morano

10/11/2024@11:11:00

En el prólogo del ejemplar nº 4 de la revista NORIA, diciembre de 1966, que editaba el Centro de Estudios Alcazareños, leemos lo siguiente: Desde hace trescientos sesenta años los alcazareños vienen defendiendo con firmeza, como uno de sus mejores timbres de gloria, la tradición que hace de Alcázar de San Juan el lugar donde nació el Príncipe de los Ingenios españoles, Miguel de Cervantes Saavedra.

Los días 4 y 5 de noviembre de 2022 tendrá lugar el I Congreso Internacional Cervantes y el Quijote en Alcázar de San Juan. Las ponencias del viernes 4 serán en el Salón Noble del Ayuntamiento y las del sábado 5 en el Salón de Actos de la D.O. de Vinos La Mancha.

En el trabajo, recientemente difundido por la Sociedad Cervantina de Alcázar, dedicado a La plaza de las Rubias y los Rosqueros”, que iniciábamos con una poesía de Don José María Rivas, enviada en 1953 desde la barcelonesa ciudad de Vic a la revista UNIDAD, manifestábamos desconocer la identidad de esta persona y su relación con Alcázar; suponiendo que, por los muchos conocimientos que de esa plaza trasladaba en su poema, esta ciudad sería su patria chica.

Fray Diego de Torres Rubio, lingüista, gramático y lexicógrafo jesuita, estudioso de las lenguas andinas aymara y quechua, nace en Alcázar de San Juan, en 1547, y muere en Chuquisaca, actual Sucre-Bolivia, el 13 de abril de 1638, a la edad de 91 años, en donde era profesor de ambas lenguas.

Cercana la fecha del 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, es oportuno recordar la huella dejada por las Hermanas del Hábito de Santa Clara, las Clarisas, en Alcázar de San Juan. Hoy en día ha quedado casi en el olvido que esta congregación, que actualmente tiene su morada en el Convento de Nuestra Señora de la Soledad de Villarrubia de los Ojos, es la misma congregación que fundó y habitó durante más de trescientos años (1564-1868) el Monasterio de la Concepción de Alcázar de San Juan, más conocido como Convento de Santa Clara.
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“Adornan este alcázar soberano profundos pozos,
perenales fuentes, huertos cerrados, cuyo fruto sano es bendición y gloria de las gentes”

Nada más entrar en el Parador Nacional de Turismo de Guadalupe sorprende este verso de Cervantes impreso en la puerta de cristal que, desde la recepción, da paso a su patio principal.

Personalmente desconocemos la identidad de esta persona y su relación con Alcázar, es de suponer que su patria chica, pero nos resulta muy curioso, sorprendente, casi enternecedor, que hace 69 años alguien, desde Cataluña, se acordase del primitivo nombre de una emblemática plaza de Alcázar, la actual plaza de Cervantes, pero que en ese año de 1953 hacía ya un siglo que no se le llamaba por este apelativo y, además, que le quisiera rendir su particular homenaje en forma de poesía.

“En nuebe días del mes de Noviembre de mil quinientos cincuenta y ocho, bautizo el Rdo. señor Alonso Díaz Pajares un hijo de Blas de Cervantes Sabedra y de Catalina López que le puso nombre Miguel, fue su padrino de pila Melchor de Ortega acompañados Juan de Quirós y Francisco Almendros y sus mujeres de los dichos”.

Así reza la partida de bautismo de Miguel de Cervantes Saavedra que se conserva en la iglesia parroquial de Santa María la Mayor de Alcázar de San Juan.

Los cervantistas alcazareños consideran de importancia capital poner en valor la figura de Sancho Panza y rehabilitar algunas actividades de la antigua Orden de los escuderos llamados Sanchos que tuvo su mayor esplendor en los años 70 del pasado siglo, empeño en el que colaborará Tico Medina, Gran Maestre de la Orden