Presencia vasca en Córdoba la hay al menos desde que cinco mujeres de ascendencia navarra se coronaron como sultanas, allá por los tiempos del Califato. Nosotros nos acercamos con una embajada más discreta: conmemorar el 150º aniversario de un pintor inconfundible, tanto más inclasificable, como Julio Romero de Torres. Santo laico en Córdoba, cuya devoción se sujeta a su adscripción más conocida. El que pintó a la mujer morena, “con los ojos de misterio y el alma llena de pena”. En esa dualidad está la clave de algo más grande. Trasciende su pintura, aparentemente folclórica, exquisita en fondo y forma, conectada a las vanguardias europeas, siempre con la mujer como epicentro de su secreta simbología.