En "El mundo feliz" Luisgé Martín se confiesa y mira la vida de frente, para constatar que está llena de miseria, fracaso, enfermedad, desamparo, desamor… en definitiva, de mierda. En la visión del autor, llena de referencias que van de la filosofía a las series de televisión, pasando por algunas distopías literarias y cinematográficas que para él quizá no lo sean tanto, la única manera de soportar la vida es diseccionar y aceptar los autoengaños y los mitos que nosotros mismos creamos.