De forma cotidiana Ana Mayo nos cuenta la historia de su abuela, que no se llama Carmen, pero eso no importa.
"Dormi sepolto". De repente, el silencio habla. Las pinturas de Goya hablan. La novela de Susan Sontag, "Ante el dolor de los demás", grita. "Los desastres de la guerra", jamás han dejado de chillar.