Un ser humano adulto puede sobrevivir hasta tres minutos sin oxígeno, tres días sin agua, tres semanas sin alimento. Eran cuatro niños, con edades comprendidas entre los trece años y los once meses. La avioneta en la que viajaban con su madre y dos personas más colapsó cuando sobrevolaban el Caquetá. Los tres muertos. Los cuatro hermanos sobrevivieron cuarenta días perdidos en lo profundo de la selva colombiana “entre jaguares, serpientes y plantas venenosas”, subrayaban los teletipos, para acentuar el drama. Imaginemos ahora un giro de cámara. Otras junglas, otras evidencias ante las que la mirada occidental apenas parpadea.