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Espuela de Plata

Ed. Espuela de Plata. 2023
10/06/2023@11:11:00

En ¡Apunten! ¡Fuego! ¡Viva la República! Patricio Peñalver repasa el advenimiento de la II República Española y sus seis primeros convulsos años (1931-1936) –llenos de cambios políticos y tragedias cotidianas– no como una invención sino como si su historia estuviera ahí para contarla cuando él llega. Aquello sucede, está pasando, y Peñalver, como narrador, sitúa a los protagonistas y testigos que necesita para que el lector (re)conozca las vicisitudes de ese nuevo Régimen producto de unas elecciones municipales y, por supuesto, para que sus entes de ficción desplieguen lo inventivo que caracteriza a cualquier novela –y ¡Apunten! ¡Fuego! ¡Viva la República! lo es.

Guillermo López Lacomba es un licenciado en Química y en Farmacia por las Universidades de Granada y Sevilla respectivamente, que vino a nacer en el año del señor de 1949, y que, después de ambas proezas, fue a darle por escribir, por soñar, por enjaretar letras y… hasta el día de la fecha.

Entre 1957 y 2007 Francisco Umbral escribió más de 100 cuentos, volcado en cuerpo y alma en ejercitar su técnica, romper cánones académicos, experimentar nuevas aproximaciones, renovar e innovar. Simultáneamente afinaba el estilo, acuñando palabras, jugando con los adjetivos más atípicos y forjando metáforas, hasta generar una impronta lírica personal y única.

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Ediciones Espuela de Plata (Renacimiento)

Desconozco cuánto hay de ficción y cuánto de autobiografía en “Ultimas esperanzas”, la novísima entrega del poeta y narrador malagueño Joaquín Campos. O lo que es lo mismo, cuánto del esperpéntico Joaquín Campos conforma, diseña, moldea… al personaje alucinante y alucinado de Amador Paneque, epicentro de esta novela río que se esparce en incontenible aluvión hasta alcanzar las 545 páginas.

La autora escribe: “A un lado de la vía se puede mirar sin encontrar el horizonte. Al otro lado se difumina el final en una mancha negra” El que observa, entonces, el que lee, se sitúa ante un escenario donde el vacío le tiene como rehén y, a la vez, como protagonista. Es un recurso plenamente literario: el que le ubica en un centro de protagonismo sin quererlo; es así como el lector –necesariamente, como ha de ser en literatura- se implica en lo narrado y vive cuanto haya de ser la historia por venir. Fantástico, emocionante.