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Escenografía

25/05/2024@07:07:00

Mi voz, mis manos, mi mirada, mi cuerpo entero, mi energía, todo es tuyo, hazte con ello, busca el lado positivo, convierte tu voz, tu mirada, tu cuerpo entero, tu energía en algo de todos, que podamos compartir, nada es de nadie, nadie tiene nada, el mundo puede ser plano o redondo, según se mire, tú míranos con ojos de cordero degollado, no hables, siente el silencio, reviértelo en alegría, en vivir por encima de los demás, por encima de tus posibilidades, por encima de tus creencias.

Aunque no me dejo ver en ninguna, salvo excepciones puntuales y por exigencias del guion, las redes sociales me interesan por lo que significan como fenómeno sociológico. Un mundo de pantallas a la medida de este tiempo líquido en el que prevalece la pulsión del instante. Un espejo sin profundidad pautado por la dictadura de las apariencias y, dentro de estas, por la tiranía de lo cool. ¿También una nueva dimensión de eso que Jung definía como nuestro inconsciente colectivo?

Por dónde empezar

Nos pasamos los años, la vida, este transitar en el mundo terrenal, queriendo ser algo, haciendo siempre cosas, contándonos historias, acumulando experiencias, aprendiendo para después olvidarnos, trabajando y volviendo a trabajar con el sudor de nuestra frente y nuestras axilas, imaginando situaciones idílicas, jugando a la lotería, soñando y teniendo pesadillas, maquillados, entrampados, corrompidos, falseando el sosiego familiar, aparentando lo que no somos, mintiendo, controlando y dejando que nos manipulen, mirando a un horizonte que no existe, disimulando ante los demás, engañándonos a nosotros mismos, entre luces y sombras, intentando esquivar a la muerte, cuando eso es imposible.

Reseña del poemario "Expiación", de Pedro López Lara

Huerga y Fierro Editores

La amanecida poética de Pedro López Lara (Madrid, 1963), Licenciado en Filología Hispánica, queda lejos de cualquier apresuramiento juvenil. Se fecha en 2020, cuando su libro Destiempo es reconocido con el Premio Rafael Morales, convocado por el Ayuntamiento toledano de Talavera de la Reina, para conmemorar la memoria del inolvidable autor de Poemas del Toro, libro con el que se inauguraba la colección Adonáis, sin duda el sello más emblemático de nuestra historia poética. Comenzaba a ser celebrado un manantial poético, muchos años inédito, que sigue manteniendo un cauce fuerte, como ratifican las entregas Meandros (2021), Dársena (2022) , Escombros (2022), Museo (2022, Premio Ciudad de Alcalá de Poesía) Filacterias (2023), Iconos (2023), Singladura (2023), Muestrario (2023), Incisiones (2024), Cancionero (2024) Trapecio (2024) y Expiación (2024).

Un estigma que queda para siempre

Hay veces que hay que esperar casi toda una vida para encontrar nuestro sitio y, también, poner en el sitio adecuado a otros. Es necesario curar heridas o, al menos, mostrar las cicatrices sin complejos porque ya hemos superado aquellas etapas en las que, principalmente, otros nos hicieron sufrir. Superado es un eufemismo, porque ese estigma queda para siempre.

Somos capaces

Poder hablar de lo que ha sucedido. Poder contar que, una vez, escalando, Manuela Vos realizó un vuelo infinito que la dejó tetrapléjica en una silla de ruedas, pero no impedida. Poder decir que tuvo, y tiene, que solventar numerosas dificultades aún más peligrosas y difíciles que subir una montaña, es ya haber ido ganando competiciones.

El mar nunca es pusilánime

El mar siempre es atrayente. Desde la orilla y para surcarlo en busca de otros confines. Ver amanecer en el mar es sentir que la vida está ahí para esperarnos. Nada relaja tanto como el vaivén de las olas vistas desde la playa. Aunque sabemos que, a veces, se torna violento, despiadado, furioso, incontrolable.

No hay distancia entre ayer y hoy en la zarzuela

No hay distancia en este pasado donde nuestras madres y abuelas oían, y cantaban, las zarzuelas más reconocibles y famosas. Y eran muchas. Formaban parte de su cotidiano vivir diario y no tenían reparos a que se les escuchase cantar a través de las ventanas abiertas mientras hacían la comida o arreglaban la casa, porque así era.

Será que nuestra memoria es frágil y que, en la era de las rápidas comunicaciones y redes sociales, buscando nuevas formas de llegar a la gente, se nos olvida que hubo un género, al que denominaron “chico”, pero era muy grande.

Las historias de piratas siempre han interesado. Desde los tiempos románticos (e incluso antes), los vikingos, la piratería en la Edad Media, los Pueblos del Mar en Egipto, los Argonautas, Roger de Flor, los Corsarios, los berberiscos, los piratas del Caribe y del Pacífico, sin nombrar a los de China o los de África o Filipinas.

Lo que te depare la vida es solo cuestión de desearlo, pero también de ponerse a ello, aunque después no haya tal triunfo, se trastoquen los planes, si es que los hubiere, o no sea el final esperado, si es que esperábamos uno concreto.

“Se conoce mucho acerca de la relación entre filosofía y poesía. Pero no sabemos nada del diálogo entre el poeta y el pensador…”

Martin Heidegger, ¿Qué es metafísica?

Daños colaterales. Viajar a través de la guerra y sus consecuencias. Estar inmerso en el dolor, en las heridas, en el quebranto. Tiempo gris y taciturno, húmedo, y desértico al mismo tiempo, en ruinas, en el borde la vida y de la muerte. Residuos de humanidad, ciénagas y tierra ensangrentada, Dios ausente, se recitan las plegarias del horror y desconsuelo.

¿Qué es esa figura a la que se suele denominar, con exceso o defecto de pertinencia, escritor secreto, en qué consisten los rasgos que lo configuran y lo velan, la circundante vocinglería que lo sofoca al tiempo que lo confina a un plano subsidiario, discreto, recóndito? Es una recurrencia interrogativa que consiente una variedad de respuestas: un escritor secreto puede ser aquel que elige hurtarse al ingente ditirambo de la autopromoción; quien privilegia sus propios requerimientos por sobre las demandas de un grupo editorial; alguien cuyas obras, aun de excelente factura, quedan relegadas del relumbrón de sucesivas reediciones, del módico placebo de un premio literario o de la provisoria eternidad de una recensión en los suplementos culturales al uso; definiciones todas ellas que no agotan una enumeración que podría ser tan profusa como fastidiosa.

Todos somos fronterizos, mendigos, seres de desechos, quizás. Pacientemente nos vamos amoldando a nuestro entorno, construyendo sobre nuestros propios materiales de derribo, desde los restos de óxido de nuestras relaciones.

Un pueblo como otro cualquiera. Donde todo es igual pero, después, todo es diferente. Donde los personajes, encarnados en un solo intérprete, abrirán corazones y rejas, misterios, secretos, envidias, odios, rencillas,…

El sello argentino Ediciones de la Quintana ha publicado este poemario del autor local, consistente en un solo poema de vasta extensión donde Boco expresa una mirada tan personal como histórica a partir de un paisaje urbano.

La mirada de la máscara. Que parece impersonal y sin vida, pero es todo lo contrario.

Como una bala que te perfora el cerebro. Así se nos presenta el asesino de este film en un plano secuencia deudor de La ventana indiscreta, aunque lo haga en un sentido inverso al que James Stewart experimentaba en este clásico del cine. El cazador cazado podría ser un buen símil final en el que situar al meticuloso Michael Fassbender en uno de los mejores inicios de una película en los últimos años, por lo que tiene de certero, especulador, sistemático y narcisista.

La libertad frente a la barbarie, siempre la poesía para iluminar las encrucijadas sombrías del ser humano, para cantar las maravillas y denunciar los desastres, para no sumirnos en las negruras que generamos desde que nos bajamos de los árboles y echamos a andar, para celebrar la vida y el amor que, como el musgo, crece en cuanto encuentra la mínima humedad. Esos han sido y siguen siendo los motores de la escritura y de la andadura cívica y ética de Abdellatif Laâbi, uno de los poetas más importantes de la literatura francófona. Para suerte mía, desde hace más de tres décadas atesoro su amistad y la de Jocelyne Laâbi, también escritora y traductora.

Ediciones Simurg, de Argentina, tiene en su catálogo esta novela vibrante y coral, una apretada urdimbre de personajes y conflictos salida de la pluma de la notable autora mendocina.

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Carreteras secundarias que recorren espacios desérticos como animales sueltos por un desierto de plasma. Sonidos acelerados que las acompañan a un ritmo alto que funciona a modo de un rápido travelling en forma de película imaginada una y mil veces. Virtud y castigo en la concepción de una música y un grupo, Arde Bogotá, que representan como nadie lo que podríamos denominar el anti-rock nacional, pues ni su puesta en escena ni las vibraciones de sus canciones caminan por esa senda plagada de leyendas, éxitos, fracasos y golpes de efecto a lo largo de las últimas décadas en la música española (CASTIGO).

Miguel Hernández para siempre

MIGUEL HERNÁNDEZ GILABERT, hecho a sí mismo, valiente, necesitado de gente y casi siempre solo. Miguel Hernández, tuviste mala suerte, pero fuiste fuerte, y no abandonaste nunca tu camino; si te halló pronto la muerte, no se alegraron tus enemigos, porque tus amigos fueron creciendo poco a poco.

Después de la muerte hay otras muertes

Es de noche. Son las 12 en punto, la hora de las brujas y los difuntos y los fantasmas, y los ruidos desconocidos y de las campanas de iglesias lejanas. Es la hora de la ventisca, de la niebla, del aullido del lobo, de las sombras que acechan.

El temor, el miedo, la falta de voluntad

Cada uno tiene su recorrido vital, profesional y personal, que le caracteriza durante años, quizás siempre. Es reconocido por sus ideas inquebrantables, por su ideología y su pensamiento ético o filosófico, por sus acciones coherentes e intachable sentido del pundonor.

Yo también

Atreverse a hablar, a mirar, a verte, más allá de las opiniones sociales que intentarán revertir el acoso al que se han visto sometidas muchas mujeres en su contra, y las tildarán de oportunistas, y serán, a su vez, acusadas y vilipendiadas nuevamente, produciendo un vértigo de dolor, donde vencer es solamente conseguir que te crean.

20 historias por capítulos

Todos tenemos un sueño, cada día, que puede que se alargue durante años y años. Son las ansias por conseguir algo, por triunfar, por agrupar a ciertas personas, por imaginar un mundo idílico donde solo suceda lo mejor de lo mejor.

Tras el éxito de la obra publicada por Justo Sotelo de sus primeras cinco novelas (La muerte lenta, 1995, Vivir es ver pasar, 1997, La paz de febrero, 2006, Entrevías mon amour, 2009 y Las mentiras inexactas, 2012), tres libros de cuentos (Cuentos de los viernes, 2015, Cuentos de los otros, 2017 y Un hombre que se parecía a Al Pacino (Cuentos del primer café), 2023), dos ensayos (Los mundos posibles en las novelas de posguerra de Manuel Rico. Universidad Complutense, 2012 y Los mundos de Haruki Murakami, 2013), y una parte de su obra poética, Ocho heroidas al estilo de Ovidio, en la Revista Hesperia, Culturas del Mediterráneo, 2008, Sotelo nos sorprende una vez más con la novela “Poeta en Madrid” que forma parte del tejido de la editorial Huso desde 2021 y realiza una apuesta segura por la literatura de la posmodernidad del XXI. El sello madrileño apostó por este proyecto artístico-literario de gran envergadura.

Se detuvo el tiempo en una mecedora y se trenzan los reproches por algo que sucedió y ahí se va quedando. La infección no solo está en la orina y no se pueden evitar los arrebatos de la ira, de la inquina, aquellas sensaciones amargas que acompañarán a los personajes ya para siempre. Los demás miembros de la familia han huido previamente.

Siempre y nunca, una y todas. Sin saber cuál es el papel que hay que realizar, si se hace bien, regular, si simplemente se acepta.

Habría que diferenciar entre personaje y persona. Entre actor/actriz o ente corpóreo. ¿Cuándo se conforma el personaje? ¿Cuando el autor lo concibe en su cabeza, cuando le das palabras o cuando el intérprete lo asume por primera vez?

¿Qué es verdad y qué es mentira en el arte? ¿Acaso el amor es la pieza angular sobre la que siempre tiene que girar el mundo de las ilusiones, aunque éstas sean falsas? ¿Las relaciones humanas sólo están gobernadas por las apariencias?

«No amamos a alguien si nunca hemos amado», nos dice uno de los personajes de esta magnífica obra de teatro donde la palabra es la verdadera protagonista. Palabra como hilo conductor por el que todo fluye: el amor, la ira, el alcohol... Palabra como varita mágica que lo alumbra todo y nos anuncia lo que está por llegar y padecer. Palabra como liturgia sagrada que el ser humano nunca debería perder, y también, como sinergia con la que dotar a la vida de sentimientos. La palabra, en definitiva, como ese delicado equilibrio en el que nos movemos como trapecistas sin red que nos acoja en la caída.

Es verdad que en muchas ocasiones se recuerdan aquellos tiempos, los de la posguerra y años posteriores, con cierta nostalgia por sus anuncios, las canciones pegadizas, las costumbres que hoy nos producen sonrisa pero, en realidad, es una época de niebla que nos cubría los ojos, entre otras cosas, porque éramos muy niños o jóvenes.

Fue una guerra abierta de egos y maldiciones, de envidias y zancadillas, fue un error por parte de ambas actrices, fue una sofocante atmósfera, fue una lucha sin tregua, fueron dos trasatlánticos a la deriva, fue una historia más del cine americano de Los Ángeles, cuando los ángeles se convirtieron en demonias de sí mismas.

Fue un tiempo de cuchillos, de pistolas, de bombas, de encarcelamientos, de secuestros, de tiros en la nuca, de bombas indiscriminadas que cogían a quien por allí pasaba, de víctimas y de verdugos, de lágrimas, de odio, de no escucharse.

Gestos. Estoy paralizado, pero no tengo sensación de paz. Es inquietud. Es el silencio que se repite después de las palabras. Son los gestos que no acompañan, necesariamente, al texto, a lo aprendido, a lo asimilado, al ritmo del corazón.

El dandi sanguinario que encarnaba Jack Nicholson. El agente del caos con sus ojos hervidos en cráteres de khol al que dio vida Heath Ledger. O, finalmente, el Joker de piel cadavérica y sonrisa acuchillada que ha llevado a Joaquin Phoenix al Olimpo del séptimo arte. ¿Hijos del siglo? Sí, pero del XIX. Todos ellos emergen de dos tinteros magistrales. Víctor Hugo y Alejandro Dumas fueron sus padres putativos. Hasta que Francis Bacon, ya en el XX, lo incorporó a su galería de los horrores contemporáneos.

Gente de bien, gente corriente, unos junto a otros, en soledad, sin libertad, mal viviendo en muchos casos y, a veces, no nos damos cuenta que todo conduce hacia la muerte.

Berlín, Berlín, tú conoces los recovecos que llegan al otro lado del muro, los pasadizos que comunican con la zona occidental, Berlín, Berlín, de mi corazón, hay dos “Berlines”, un Berlín de sueños, y un Berlín de realidad despierta, un camino hacia la aventura, una ciudad dividida.

Hace años se tenía miedo. Los libros eran peligrosos porque contenían ideas. Y algunas veces era peor lo que no se había escrito.