Los ruiseñores solo se dedican a cantar para alegrarnos. No estropean los frutos de los huertos, no anidan en los arcones del maíz, no hacen más que derramar su corazón, cantando para nuestro deleite. Por eso es pecado matar a un ruiseñor
Se cumplen cinco años del fallecimiento de Nelle Harper Lee (Monroeville, Alabama 28 de abril de 1926 - Monroeville, Alabama 19 de Febrero de 2016). Sin embargo, su voz se apagó mucho antes de morir. Fue en 1961, cuando Matar a un ruiseñor, su primera y única novela ganó el premio Pulitzer. ¿Qué acalla la voz de un autor?, ¿qué la hunde en el silencio? En ocasiones, lo que la sepulta es el fracaso. A Herman Melville le costó la alegría y las ganas de escribir que la crítica calificara Moby Dick de novela extravagante e ilegible. Tanto sufrió por el desprecio de sus contemporáneos hacia su trabajo, que más de un siglo después, un conmovido Ray Bradbury “se transportó” en una máquina del tiempo hasta su lecho de muerte para consolarle y anunciarle una vida eterna en manos de los lectores del futuro. El cuento se llamaba “Los últimos sacramentos” y era una especie de redención premortem a sus autores preferidos.