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artículo de opinión

07/12/2024@16:16:00

Lucrecia vestía un vestido ligero que no ocultaba sus pechos hinchados como dos granadas, cuyas palpitaciones despertaban el deseo”. Sólo es un extracto de ‘La historia de dos amantes’ -y un adulterio sin final feliz- el gran best-seller erótico del siglo XV. Lo extraordinario, sin embargo, remite a su autor. Enea Silvio Piccolomini, un candidato a Papa que accedería al pontificado en 1458. Algo así como si de pronto descubriésemos que el autor de ‘Cincuenta sombras de Grey’ es el papa Francisco.

Decía el alemán Otto von Bismarck: “La nación más fuerte del mundo es sin duda España. Siempre ha intentado autodestruirse y nunca lo ha conseguido. El día que dejen de intentarlo, volverán a ser la vanguardia del mundo”. ¡Qué razón tenía! Nuestro gran país no se merece los dirigentes que tenemos, los dos presidentes de Gobierno y de Autonomía han demostrado su nula capacidad para trabajar conjuntamente y, además, son unos cobardes. Hoy Azucena del Valle no está para risas y en su artículo "¡Dolor y verguenza!" nos lo demuestra. No dejen de leerlo porque canta las cuarenta a la gentuza que nos dirige. ¡Ojalá estén a la altura y dimitan!, pero estamos seguros de que no lo harán. ¡Para seguir chupando de los españoles de bien!

Para intentar entender el momento actual en las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, o para ser más precisos, la situación en que se encuentra el presidente Biden, tenemos que revisar la historia y veremos que el presidente no es el único responsable de la catástrofe a la que nos enfrentamos.

Dudante es aquel que cuestiona las cosas. Que duda de lo que dicen otros y que, incluso, pone en tela de juicio sus propios juicios. Es decir que sus conclusiones las eleva a la calidad de duda en la trascendencia, al entender que aquello que hoy se ve como verdad puede que mañana no lo sea, una vez ampliado nuestro conocimiento en la materia sobre la que emitimos el juicio. Por tanto la verdad del ser humano radica en reconocer que las conclusiones de su pensamiento están mediatizadas por el propio conocimiento de la materia de que trata, sabiendo que mañana tendrá mayor conocimiento, si no lo evitan los dogmas que bloquean el pensamiento. Libérese, pues, del corsé dogmático y abra su mente que “es como un paracaídas, solo funciona cuando se abre”. En el pasado existen ejemplo de bloqueo del conocimiento por la propia religión y de las clases dominantes, en el presente lo existe por otros credos y culturas de la sumisión incluida la nuestra.

Nadie se atrevería en este siglo a defender la existencia de los campos de concentración y menos aún quienes estuvieron en su interior, ellos o sus antepasados, puesto que el tiempo avanza y las herramientas de dominación y exterminio se perfeccionan.

Spain Invoked

Ireland had for centuries looked to Spain for military and spiritual aid against the common enemy, England, and many poems exist to verify that plea for help. Roisin Dubh (Little Black Rose), a folk poem possible from the 1600s, is one of Ireland’s most famous political songs. It is based on an older love-lyric in which the title referred to the poet’s beloved rather than, as here, being a pseudonym for Ireland: Roisin, have no sorrow for all that has happened to you/the friars are out on the brine, they are travelling the sea,/your pardon from the Pope will come, from Rome in the East,/and we won’t spare the Spanish wine for my Roisin Dubh.

En 2009 Israel desencadenó su primera operación terrestre sobre la Franja de Gaza. Incluía una derivada de la que apenas tuvimos noticia hasta que Lina Meruane se atrevió a contarlo. En ‘Zona ciega’ describe una táctica de asalto israelí conocida como el asesinato del ojo. Consistía en disparar al ojo de cualquier palestino acorralado, hombre, mujer o niño, de modo que su rostro apuntándole fuera lo último que viera: “Un niño pidió permiso para cruzar una calle, se lo concedieron y le dispararon. Aunque la bala penetró sólo en un ojo, quedó ciego de ambos”.

«Oh dulce España, patria querida», Miguel de Cervantes Saavedra

En el cervantismo también tenemos nuestros santos lugares, y Esquivias es uno de ellos. Lo afirmo desde el máximo respeto, consciente de que en esta villa toledana he asistido a un espectáculo tocado por los ángeles. Otras localidades hacen legítimas cábalas sobre esto y aquello, pero aquí lo que conmemoran ocurrió de verdad. Aquí se conocieron Miguel y Catalina, pues ella era esquiviense. Aquí celebraron el desposorio, el 12 de diciembre de 1584. ¿Cómo no sentir simpatía por Esquivias? No han hecho de dicha conmemoración un festejo más, sino una proclamación de felicidad colectiva y un ejemplo de lo que ha de ser tanto el buen turismo cultural como su gestión desde una institución pública. Sin un ápice de chovinismo, pero con un orgullo que les irrumpe del corazón. Felicito, pues, a la alcaldesa, Almudena González. Pero empecemos por el principio.

Ayer escribí, Venezuela, la votación de la esperanza; durante el día seguí las elecciones, la alegría de un pueblo votando, la esperanza recorriendo Venezuela y el corazón de sus exiliados recorriendo el mundo, un cuento de hadas.

Una casualidad demasiado sospechosa pide siempre ser interpretada como causalidad. Por ejemplo, la de que el populismo prospere exactamente a la misma velocidad que la cultura desfallece. Sabemos que existe una vieja pugna del arte y del pensamiento con las fuerzas ultraconservadoras, que no es en absoluto privativa de la historia de España, aunque aquí ha resultado especialmente feroz. Basta evocar la cerril proclama de un clérigo servil dirigida a Fernando VII: “Lejos de nosotros, señor…” Y lo que sigue. Aunque sabemos que la cita atribuida no es exacta.

Sufro, luego soy. El shock de sus leales, la crisis de gobierno, todo el maremagno desatado por el arrebato entre peronista y absolutista de Pedro Sánchez –“Después de mí, el Diluvio”-, se resuelve en esa frase con la que Pascal Bruckner subtitula su último libro: ‘Portrait de la victime en héros’ -Retrato de la víctima como héroe-. Una pandemia de nuestro tiempo que el filósofo francés disecciona con la misma prosa incisiva con la que analizó las otras dos: ‘La euforia perpetua: sobre el deber de ser feliz’ y ‘La tiranía de la penitencia: sobre el masoquismo en Occidente’.

Si los publicistas de Nexpreso supieran el efecto que causa en mi cerebro una simple cápsula de “ristretto gold premiun” rescindirían el contrato a George Clooney y me ofrecerían un fichaje de cágate lorito.

De sobra lo sé; ya llevo, en estas páginas, tres centenarios seguidos, con cuanto de museístico, con su ineludible tufillo a naftalina, comporta; pero en el quehacer literario conviene siempre atenerse a las normas del género —en este caso, del artículo, tan dependiente de la volandera actualidad—; de modo que, a pesar de lo mucho que hayan leído y escuchado durante estos días, porque ayer mismo se cumplieron los cien años de su muerte, no podía —ni quería, claro está— sustraerme a echar mi cuarto a espadas sobre esa figura tan determinante del s. XX: Vladímir Ilích Uliánov, Lenin.

PLAZA DE GUIPÚZCOA

Hacer de la necesidad virtud, dijo Sánchez para justificar la Amnistía. Es como decir hacer de tripas corazón. Supongo que se refería a las tripas y no a las virtudes teologales de la doctrina católica: Fe, Esperanza y Caridad. O a las virtudes cardinales platónicas. Vete a saber. Mejor lo dejamos. Apaga y vámonos, que es como decir, aquí paz y después gloria.

Fernando de Villena (Granada, 1956), poeta, novelista, profesor de literatura, autor de estudios literarios, miembro fundador del Salón de Independientes, tiene una personalidad y una obra caracterizadas por una gracia innata, por la singularidad, por la divergencia, por el misterio.