«Paz y capitulación» solicitó el general francés Verdier en agosto de 1808 cuando sitió a las tropas aragonesas en Zaragoza; «Guerra y cuchillo» fue la respuesta que recibió por parte de los defensores. Y "
Guerra y cuchillo" es el título del libro del historiador
Daniel Aquillué sobre los Sitios de Zaragoza, los dos asedios que sufrió la ciudad por parte de las tropas napoleónicas entre 1808 y 1809, con el que quiere «transmitir lo vivido por aquellas gentes, de carne y hueso, y con nombres y apellidos, que se vieron inmersas en la vorágine de la historia, en un contexto de convulsos cambios, de imprevisibles consecuencias y una guerra como no se había conocido».