Me pregunta un lector, así como al desgaire, que si mi última novela publicada (Las fisuras, editorial Caligrama) es autoficción. Le miro con gesto contenido, sin saber muy bien qué responderle. Normal, pienso yo, hasta este lector que lee más bien poco, por no decir nada (un par de libros al año), ha oído hablar de la autoficción.