A este vacío tratan de dar respuesta los poemas de Pisar cieno o, al menos, a construir lingüísticamente un espacio estilizado y luminoso para alojar la angustia de la pérdida. Estamos, pues, ante un libro de memoria, homenaje y elegía a los seres queridos del sujeto poético (padres y otros familiares), una elegía personal que, no obstante, se universaliza en la experiencia emocional de cada lector.
Las tres partes que estructuran el poemario: «Libro de familia», «Carnet de identidad» y «Otros documentos nacionales» son referencias que responden a la acreditación del sujeto civil y simbolizan el tránsito de las tres edades del hombre: infancia, madurez y vejez. Aunque este poemario es la expresión de una íntima verdad, de una memoria personal, no es menos cierto que en esa intrahistoria se muestra también la memoria colectiva de nuestro país.
Pisar cieno
En la luz,
en las mañanas tibias,
en la infancia más pura,
en la inocencia leve de la vida,
en la matriz pequeña de la niña que he sido
hube de pisar cieno
en medio de una playa,
en medio de la playa que fue mar y era río.
La esponja cenagosa bajo los pies pequeños,
la oscura levadura de la tierra,
la verde encarnadura de la podre,
el barro intuitivo.
Puedes comprar el poemario en: