Una serie de atentados asola la capital andaluza de manera atroz y, lamentablemente, nadie parece capaz de poner fin a semejante horror. La Policía Nacional y la Guardia Civil encargan el caso a sus mejores hombres, aunque sólo la innovadora visión de un oficial del Centro Nacional de Inteligencia, el coronel Jon Beotegui, aportará cierta luz al caso. La relación sentimental que el coronel mantiene con una hermosa letrada, que directa o indirectamente está presente en toda la novela, descubre lo excitante y peligroso que resulta satisfacer a cualquier precio los deseos más íntimos.
La cuarta novela de Pablo Sebastiá nos transporta a una España que acaba de ser azotada por violentos atentados en los que, según el material encontrado, el modus operandi y los terroristas que han participado, se llega a un callejón sin salida que no sirve para vincular los atentados con ninguna organización terrorista conocida. La forma en la que se plantea una trama de este tipo es la ideal como para lograr captar la atención de los lectores, por lo que desde los primeros pasos de la investigación, el texto logra cautivarnos y acaparar toda nuestra atención, por lo que es una narración adictiva que hace difícil dejar la lectura.
Por otro lado, el autor nos sumerge en mundos como el de las operaciones encubiertas. Durante el relato, asistimos en directo a movimientos de la policía, la guardia civil o el ejército que tienen por objetivo acabar con las células terroristas que podrían operar en suelo español. Y totalmente coordinadas con los operativos, las diversas líneas de investigación no se quedan atrás, por lo que podemos apreciar cómo avanza el trabajo en el que hay menos acción, y que en ocasiones deben ser ocultadas a los políticos y otras altas instancias, ya que posiblemente se negarían a darles salida.
Este es otro de los principales temas de la novela: la incompetencia de la mayoría de los políticos a la hora de gestionar y organizar este tipo de operaciones que pueden saldarse con muertos en ambos bandos. Según el protagonista de la novela, “lo único que hacen los políticos es pelearse y discutir entre sí por cualquier gilipollez”. Además, según el autor, la novela refleja cómo los grupos de interés manejan el mundo a su antojo y “son los responsables de que Zapatero o la canciller alemana Ángela Merkel actúen de determinada manera”. Vamos, que quien manda es el dinero, como ha sucedido desde siempre.
En definitiva, inspirada en alguna de las más desastrosas operaciones antiterroristas llevadas a cabo por los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, y situada en ciudades tan dispares como Sevilla, Bruselas, Roma, Valencia o Madrid, esta novela recrea una ficción en la que nadie es lo que parece.
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