La pobre Christine Lucas está padeciendo las secuelas de un terrible accidente: solo consigue retener recuerdos durante un día. Vive apresada por una existencia en la que se despierta cada mañana creyendo que es joven y que tiene todo el futuro por delante, para darse cuenta después de que es una mujer de cincuenta años, casada y con una vida ya formada.
No confíes en nadie es el angustioso mapa de las tentativas de Christine por lograr que todo lo que la rodea cobre sentido. Cada día aprende que ha estado viendo a un psicólogo que está ayudándola a recuperar la memoria y que, de acuerdo con sus sugerencias, ha estado escribiendo un diario para documentar sus recuerdos. Pero poco a poco irá dándose cuenta de que hay algo en la imagen que va creando de su vida que no termina de cuadrar, hay una pieza que no encaja en el rompecabezas. Si la memoria es aquello que nos define, ¿qué ocurriría si perdieras la tuya cada vez que te acuestas a dormir?
Este escalofriante thriller consigue atraparnos desde la primera página. Watson navega como un curtido novelista a lo largo de casi cuatrocientas páginas sin decaer en ningún instante el ritmo, y añadiendo capítulo tras capítulo, nuevos toques enigmáticos para acelerar, aún más si cabe, la expectación del lector conduciéndolo a una auténtica carrera sin tregua para llegar al final.
La estructura, sólida, inteligente y bien trabajada junto a un discurso fluido y ágil construyen una novela a la altura de las mejores del género. También es excelente el reflejo de la angustia de Christine cada mañana cuando se levanta sin saber quién es ni quién duerme a su lado y la desesperación que en ella vemos antes de dar con el diario y asimilar que lo que le han contado Ben y el doctor Nash es verdad. Es posible que haya algún cabo suelto que se podría haber pulido para dotar de una mayor credibilidad al desenlace.
No confíes en nadie es una novela que no deben perderse. Confíen en mí. O no lo hagan por si acaso.
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