“Intemperie” se ha publicado en 30 países y traducido a 15 idiomas. Dentro de poco aparecerá la adaptación al cómic y también se está trabajando en una producción cinematográfica a nivel internacional. Un éxito clamoroso que hace que el autor tenga cierto reparo de cómo se va a desarrollar la carrera de esta nueva novela. “Estoy tranquilo porque he dado todo de mí”, afirma en la presentación a los medios de comunicación.
Sin embargo, reconoce una cierta inquietud: “Llevo dos años trabajando en la novela y me gustaría saber lo que opinan los lectores y los críticos. De todas formas tiendo a ponerme expectativas bajas para no defraudarme y contemplo la posibilidad de que no guste”, declara.
“Ambas novelas tienen ciertos puntos en común, mis inquietudes personales son las mismas pero en esta novela he dado un gran paso adelante”, explica el autor extremeño que antes de dedicarse a la escritura fue publicista y profesor de Educación Física. “Continúo con la relación del hombre con la tierra que surge de una pregunta que me hice en un momento de mi vida: ¿cómo de interesante es la relación del hombre y la tierra?”, se pregunta.
“La tierra que pisamos” es un artificio literario donde el terreno es un personaje más de la novela. Se ha desprendido del contexto político para centrarse en Leva, el protagonista. “Su historia es contada por Eva Holman en un plano emocional”, apunta el escritor extremeño y añade: “Eva podría participar de los intereses de Leva para dejarse empatizar pero no es así y ella tira del hilo de su vida cada vez más hasta llegar hasta el final”.
El lenguaje que ha utilizado en esta nueva narración es más elaborado que en la novela anterior. “Lo entiendo como una evolución tanto en la forma como en el fondo”, señala, aunque también ha querido simplificar el léxico, facilitar al lector la lectura sin palabras rebuscadas, como técnicas. “Quiero contar historias pero quiero hacerlo de una manera peculiar”, afirma. El estilo en el que escribe es determinante, en su opinión. “Hay un interés para que el estilo sea preciso y que aporte nitidez, algo que en el arte es fundamental”, suscribe.
Reconoce que su estilo se ha vuelto más escueto porque no quiere apabullar al lector pero no quiere renunciar por ello al lenguaje trabajado. También cree el autor, y la directora de Seix Barral Elena Rodríguez lo corrobora, que “la estructura de la novela es más elaborada y compleja. La ha trabajado mucho. Han sido cerca de treinta las versiones de la novela”.
En la novela “he escrito una historia dentro de una historia, de una forma muy fragmentada y con capítulos muy cortos”, expresa de manera pausada y razonada. Lo que le ha supuesto un resultado muy estimulante. “El personaje de Eva me ha valido para observar a las mujeres de mi entorno y refleja ciertos atributos de la feminidad”, detalla Jesús Carrasco. La obra está escrita en primera persona. Es Eva la narradora y no le ha sido difícil ponerse en el papel de una mujer, por lo que ha mencionado antes.
No sabe dónde están los límites de su literatura. Lo que sí sabe es que la entiende de una forma “más transversal. No sabría muy bien donde está la frontera, lo que sí sé es que quería escribir desde el corazón del ser humano”, indica. Y así lo ha hecho. El resultado está ya en nuestras manos y como pasó con su anterior novela, está destinada a llegar al corazón de los lectores. En Intemperie el proceso fue despacio. “Más que un bestseller es un longseller”, dice su editora.
La historia no es realmente fácil. España es invadida a comienzos del siglo XX por una potencia colonial europea y bajo esa premisa se concitan sentimientos encontrados, homenajes familiares a la Guerra Civil o a la Segunda Guerra Mundial. El relato conmueve y los lectores se sentirán identificados con esos protagonistas que se mueven por la linde de los sentimientos del miedo, que luchan por superarlo. Él ya lo ha superado.
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