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José Joaquín Bermúdez Olivares
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José Joaquín Bermúdez Olivares (Foto: Javier Oliaga)

José Joaquín Bermúdez Olivares presenta su primera novela, "El último de Cuba"

El autor elabora unas historias paralelas entre la pérdida de la colonia y la segunda mitad del siglo XX

sábado 06 de febrero de 2016, 20:18h

José Joaquín Bermúdez Olivares es un reputado bioquímico que ha dedicado su vida profesional a la empresa y a la docencia, hasta que un buen día sintió la necesidad de contar historias, de escribir relatos, poemas y, por fin, la novela “El último de Cuba” que ahora publica la editorial La Huerta Grande. Buscador de la verdad objetiva, ha compuesto una novela sobre un suceso un tanto olvidado de nuestra historia.


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José Joaquín Bermúdez Olivares
José Joaquín Bermúdez Olivares (Foto: Javier Oliaga)

En la librería “Los editores”, sita en la calle Gurtubay, 5, del barrio madrileño de Serrano, se realizó la presentación de la novela. El establecimiento lleva abierto hace poco más de dos meses. Es una arriesgada apuesta de la editora y escritora Philippine González Camino en un barrio donde las librerías han ido poco a poco cerrando sus puertas, dejándolo huérfano de locales culturales. Con un gusto exquisito, sus paredes serán testigos de tertulias y charlas literarias.

En “Los editores”, el lector voraz encontrará libros que no se encuentran en las grandes librerías. “En la actualidad no hay sitio en las librerías para la pequeñas editoriales”, nos dice la editora y librera. Sitios donde todavía se puedan conocen a los autores personalmente y charlar con ellos. Phil está decidida a cuidar a todos esos escritores que tienen algo que decir y que contar. Además, quiere editar libros de calidad y originales como el de José Joaquín Bermúdez. Nos anticipa que éste que publica es el primero de una trilogía.

El libro le llegó por el conducto habitual del correo, sin conocer al autor. “Nosotros somos una editorial que nos leemos los originales y cuando lo hice me di cuenta de que merecía la pena”, confiesa la editora. En la presentación del libro, autor y editora estuvieron acompañados por el historiador Sergio M. Rodríguez Lorenzo y la escritora y asistente editorial Cristina López Barrio.

Al historiador le ha encantado la novela y eso que no es su género predilecto. “Yo compro al año unos 1.000 libros y ninguno es de novela”, confiesa el historiador. Bien es cierto que hay escritores que no puede obviar; tiene predilección por Julian Barnes y su archiconocido “El loro de Flaubert”, aunque no sabemos si admira más al escritor británico o a Flaubert. También está entre sus predilectos Martin Amis.

“Soy adicto a J. J.”, afirma sin reparos y añade “no se me ha caído de las manos, tiene tantos recursos, tantas resonancias y, sobre todo, tiene una visión de la historia bastante asentada, algo que no suele ocurrir a muchos escritores de novela histórica”. Pese a transcurrir parte de la novela durante la pérdida de nuestra última colonia de ultramar, considera que no es una novela histórica, tiene muchos otros argumentos. “Enriquece la novela con cada frase e, incluso, trata de tomar el pelo al lector”, expresa en tono académico.


“Aspiro a divertir”


José Joaquín Bermúdez Olivares tiene como objetivo divertir al lector, pero aunque él lo diga, no aspira sólo a eso. Para ser su primera novela ha elaborado no sólo una historia interesante sino que consigue trenzar un bonito juego de narradores de muy alta calidad estilística. “Mi objetivo es hacer metaliteratura”, confiesa en voz baja. Y tiene toda la razón. En ocasiones juega con un estilo indirecto que es un auténtico placer poder leerlo”

Los escritores primerizos tienden a sobrecargar su inicial novela. Él ha procurado crear “una cierta contención y compasión por los personajes”, aduce y defender una cierta objetividad en la literatura. “Creo en la verdad histórica y en los referentes estéticos. Creo en la bondad del ser humano”, son las líneas maestras de su creación literaria y personal y cree tanto en la verdad que afirma con rotundidad: “si uno quiere engañar en la ficción, sólo se engaña a sí mismo”.

Su prosa tiene una cierta cadencia y una musicalidad que sólo puede provenir de un auténtico melómano. De ahí el ritmo de su obra. Los que le conocen dicen que tiene el ritmo en la cabeza. Pero, además, se apoya en elementos tanto estructurales como estéticos en su prosa. “Es como construir una catedral gótica a base de filigranas y pocos pilares”, sostiene. Entre sus escritores favoritos se encuentran Emilia Pardo Bazán y Ernest Hemingway, pero si tuviese que quedarse sólo con uno se decantaría por Vladimir Nabokov.

La novela avanza en diferentes planos en los que nos encontramos con un narrador omnisciente y con otro narrador en primera persona, Rafael Sánchez, que parece que nos va a acompañar durante bastante tiempo y también en diferentes espacios temporales. Para concluir, nos repite que su intención es que “el lector no se aburra”.

Puedes comprar el libro en:

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