Una primera novela que ya ha consagrado a su autora, con un fino sentido de la catástrofe, que retrata la decadencia de una sociedad desgarrada por la intolerancia, la violencia y los extremismos.
Shamil, un joven reportero local de Makhachkala, oye rumores de que el gobierno ruso está construyendo un muro para separar las provincias musulmanas del Cáucaso del resto de Rusia. A medida que el malestar se extiende, la tensión se acumula y el fundamentalismo campea, Shamil ya no puede seguir ignorando el clima de violencia de su alrededor.
Alisa Ganieva pertenece a la tradición de escritores rusos que han hablado del Cáucaso pero con una peculiaridad: ella es nativa de Daguestán, lugar en el que se desarrolla la novela y su punto de visto es de alguien que ha vivido tanto en las montañas como en la capital, no una mirada extranjera o desde fuera.
La montaña festiva nos sumerge en una penumbra distópica que es también un relato de iniciación desde la juventud al mundo adulto en un contexto en el que las diferentes tradiciones y herencias culturales imponen una elección, una evaluación tanto personal como en relación a la historia del país.
Ganieva lleva a cabo un trabajo estilístico formidable gracias a las diferentes líneas narrativas que permiten que la escritora introduzca, junto al idioma coloquial de la historia principal, otros estilos y lenguajes, creando un conjunto rico y heterogéneo.
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