A los cuarenta y dos años, Bonifaz Vogel empezó a oír una voz. La voz que venía de la tierra. Isaac Dresner corría, desviándose del destino que silbaba a su lado. Dobló varias esquinas, dejando atrás al soldado, y entró en la tienda de pájaros de Bonifaz Vogel. Su padre, unos años antes, había construido un sótano en la tienda. Isaac lo había acompañado y había visto crecer aquel espacio oscuro debajo de la tierra. Jadeante, entró —sin que se percatara Bonifaz Vogel— como el agua en un colador.
Bonifaz Vogel, sentado en su silla de rejilla, afinó el oído. Oía voces. Fue en ese momento cuando empezó a oír voces.
Y aquí empieza la historia de Isaac Dresner y Bonifaz Vogel, y de las personas que encontraron, de las vidas que tuvieron y de las que dejaron atrás. Todas ellas se irán cruzando poco a poco a lo largo de esta novela, que nos transportará desde un fragmentado Dresden de finales de la segunda guerra mundial hasta exóticos países africanos, pasando por grandes ciudades europeas. Todo ello siguiendo un laberíntico camino en el que el autor consigue que nos perdamos pero logrando a la vez que nuestros sentimientos se mantengan al alza mientras seguimos la trama.
Así, la historia de un joven judío que escapa de las garras de la muerte se relacionará con la de una importante familia de Polonia, un escritor cuya carrera no ha conseguido despegar pese a que publicó como suyo un escrito de Thomas Mann o un investigador privado cuyas pesquisas buscan reunir a dos familiares de nuevo. Afonso Cruz entremezcla con todos ellos la historia de la redacción de una novela, consiguiendo que en ocasiones no podamos distinguir la ficción que en ella trascurre de la realidad.
Pese a esta complicada estructura, hay que destacar que la calidad literaria de esta novela se encuentra fuera de toda duda. Aunque en alguna ocasión perdamos la pista a un personaje o la trama quede muy enrevesada, el estilo es tan bueno que esto pasa a un segundo plano en nuestras prioridades durante la lectura para que podamos dedicar toda nuestra atención a disfrutar de la narración independientemente de lo que suceda en La muñeca de Kokoshka. Las descripciones, las metáforas y las impresiones del autor consiguen eclipsar cualquier elemento que pueda formar parte de la trama.
En definitiva, La muñeca de Kokoshka es una novela compleja que supone un puzle retador para el lector, alejado de la simplicidad de lenguaje y planteamiento y que nos descubre que en realidad esta novela es a la vez símbolo y metáfora de cómo el Otro es fundamental para nuestra propia identidad.
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