Martin Schwartz, psicólogo de la policía, perdió hace cinco años a su mujer y a su hijo durante unas vacaciones en el crucero Sultan of the Seas. Nunca se supo con certeza lo ocurrido. Martin no ha logrado recuperarse y busca refugio en su trabajo como agente encubierto en operaciones suicidas.
En el transcurso de una misión, recibe la llamada de una anciana dama algo extravagante, que se presenta como autora de novelas de suspense. La mujer afirma que existen pruebas relacionadas con la desaparición de la familia de Martin, y urge a este a que vuelva a embarcarse en el Sultan. Él, que había jurado no volver a poner un pie en un barco, acata sus indicaciones y se entera de que una niña desaparecida semanas atrás en el Sultan ha aparecido… con el osito de peluche del hijo de Martin bajo el brazo.
Desde el inicio de la novela, Sebastian Fitzek nos sumerge en un ritmo desenfrenado, en un torbellino de emociones que no dará tregua capítulo tras capítulo, empujándonos hacia adelante poco a poco sin permitirnos parar hasta llegar al final y las sorpresas que guardará en relación con la trama. Así, las emociones están a flor de piel desde las primeras líneas y el autor consigue mantenerlo así durante todas las páginas de esta novela, sin que la tensión baje de nivel en ningún momento, y además consigue ir incrementándola progresivamente.
Por otro lado, la ambientación de la novela es perfecta. Esa atmósfera negra está muy lograda, fundamentalmente en el barco. La sensación de claustrofobia, el saber que no se puede huir hacia ningún sitio y que encima estás encerrado con alguien que se dedica a hacer desaparecer personas sin dejar rastro y que podríamos decir que actúa casi con impunidad ya que conoce bien el terreno y las regulaciones a las que está sometido… dan un trasfondo genial a la novela.
Por otro lado, los perfiles de los personajes también están muy logrados. Martin Schwartz, el protagonista, es un hombre con gran experiencia en el terreno, que no tiene nada que perder y que quiere solucionar, de una vez por todas, un caso que le afectó directamente. Por otro lado, la construcción de su antagonista, su pasado y sus motivos para hacer desaparecer a madres con sus hijos y los métodos que emplea también son un gran punto en El pasajero 23.
En definitiva, en El pasajero 23, Sebastian Fitzek vuelve a superarse pese al nivel tan alto que consiguió mantener en su actual novela. Sin duda, estamos ante uno de los thrillers del año.
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