A finales de los años cuarenta del siglo pasado, los pachás y los miembros de la monarquía coquetean con los diplomáticos y la aristocracia europea bajo las aspas de los ventiladores del Automóvil Club de Egipto. La extravagancia y la magnificencia de sus miembros inunda los lujosos salones y, mientras el despótico rey de Egipto y Sudán honra con su presencia la mesa de póquer, la plantilla de sirvientes y empleados del club vive atemorizada bajo la autoridad inflexible del ayuda de cámara del monarca.
Entre los trabajadores se encuentra Abdelassís Hamam, un burgués arruinado del Alto Egipto que llegó a El Cairo con la esperanza de asegurar la educación de sus hijos. Al igual que sus compañeros, ha soportado hasta ahora el despotismo y la injusticia del orden establecido sin ser consciente de que una minoría ha empezado a plantar la semilla de la insurgencia dentro y fuera de
las paredes del club. Serán los hijos de Abdelassís quienes deberán luchar por su futuro y tomar partido en un país donde la opresión británica tiene los días contados.
Alaa al-Aswany se sirve del relato popular para contar una historia coral enmarcada en los años previos a la revolución egipcia de 1952. Al-Aswany demuestra ser una de las voces literarias más importantes de Egipto y, con El Automóvil Club de Egipto, reafirma su compromiso con la democratización del país.
Alaa al-Aswany (El Cairo, 1957) es el autor egipcio con mayor proyección internacional desde Naguib Mahfuz. Dentista de formación, Alaa al-Aswany es un incansable activista de los derechos humanos y fue opositor al régimen político de Hosni Mubarak.
Tanto sus mordaces artículos periodísticos como sus exitosas obras de ficción son una denuncia de la corrupción, la hipocresía y la injusticia que asuelan la sociedad egipcia.
Sus novelas El edificio Yacobián, Chicago y Deseo ser egipcio (Literatura Random House, 2011) tuvieron un gran éxito comercial y de crítica tanto en los países árabes como en Europa y lo consagraron internacionalmente.
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