Jaro, brillante defensa del Real Madrid, mata al '10' blaugrana en un lance del juego en el partido más visto del planeta. Y todo se desmorona. Señalado por todos, es forzado a abandonar su esperanzadora carrera y recala, como su única salida, en el fútbol chino. Allí, encerrado en las paredes de una habitación de hotel, es azotado por los recuerdos de aquel que él llama "enano", aquel que todos admiran, el espejo de tantos niños, el dios del fútbol. Jaro es rechazado por todo y por todos, incluso por él mismo.
Gaia es la hija de una de las víctimas del famoso atentado llevado a cabo por ETA en Hipercor. Su madre, su querida y adorada madre, murió a causa del gas cuando ella era tan solo una cría que esperaba en casa de sus abuelos el abrazo de llegada de quien la había dejado por primera vez más de un día fuera de su hogar. Desde ese día, todo en su interior se rompe, no es más que trozos de cristal que nunca cansan de seguir rompiéndose, cada vez más pequeña, insegura y cobarde. Gaia es aquel muerto en vida que provoca el eco de un atentado.
Dos mentes trastocadas que se encuentran, víctima y verdugo, «el loco que huye y la loca que se queda». Cada uno llevando en su mochila una muerte, pero con dimensiones totalmente distintas. La incomprensión de las consecuencias de un asesinato por la incomprensión de la razones de otro. Los recuerdos nítidos de la víctima antes de morir por la memoria cada vez más borrosa de quien se fue sin despedirse. La agresividad por la culpa. La muerte por la muerte.
Emma Riverola consigue de manera magistral entrar en la mente de dos personajes totalmente distintos y adaptarse a cada uno de sus rasgos. Recordando a la tan alabada Maylis de Kerangal por su labor en la psicología de los personajes, Riverola va saltando de mente en mente dejándose empapar por el comportamiento de Jaro y Gaia. Narrando desde dentro y desde fuera, alternando voces narrativas, sabe introducir en el lector la sensación de confusión mental de los personajes sumando esa visión tan necesaria de un foco externo, de una cámara que los mira y los ve actuar, sin meterse en ellos, sin dejarse moldear por esas cabezas que están fuera de sí.
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El hombre que mató a Messi’ es una explicación en forma de novela del famoso 'Homo homini lupus'. No es una obra sobre fútbol o sobre Messi, es un trabajo excelente y más que recomendable sobre el interior trágico de cada uno de nosotros, sobre la desesperanza que puede llegar a albergar nuestra alma, sobre la miseria que revolotea por nuestros corazones, sobre la pena que puede empapar nuestra existencia. Y sobre el amor, la tirita que junta nuestros cristales rotos y les da forma de corazón.
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