Calpurnia Tate es una niña que vive en un pueblo de Texas. A pesar de que su madre insiste en que aprenda a tocar el piano, coser y cocinar, ella está más interesada en lo que ocurre tras la puerta cerrada de la biblioteca, o en el laboratorio de su abuelo. Poco a poco irá ganándose a este señor un tanto huraño y empezará a colaborar con él en sus observaciones del medio natural, aprenderá quién es Darwin, qué son las especies y las subespecies y también lo idiotas que se vuelven los hermanos mayores cuando se enamoran.
Además, ser la única chica de seis hermanos en la Texas de principios del S. XX no es fácil. La madre de Calpurnia Tate quiere que aprenda cosas de señorita: aprender a cocinar y coser, comportarse con propiedad, dejar de meterse en peleas y tocar el piano. Pero ella disfruta mucho más saliendo a observar la naturaleza y recogiendo especímenes que luego mostrara a su abuelo, el único interesado en las andaduras de Calpurnia. Es más: le regalará un ejemplar de El origen de las especies y un cuaderno para que aplique el método científico a sus observaciones.
El amor de Calpurnia por la ciencia y el descubrimiento es algo que la define completamente. No podríamos hablar de ella sin hacer referencia a la pasión que siente por las disciplinas científicas que están a su alcance o a lo poco que soporta una educación escolar bastante deficiente y limitada en materias científicas como era en aquella época (y estaba aún más restringida a las mujeres pese a que a finales del siglo XIX muchas de ellas habían realizado excelentes contribuciones al mundo de la ciencia, mujeres a las que Calpurnia quiere imitar desde que sabe de su existencia).
Así, la visión de Calpurnia está bastante avanzada a su tiempo (y en determinados aspectos también a su edad). Lo cual, sumado a su inocencia y a su escasa experiencia en el mundo real, da lugar a algunas situaciones hilarantes y otras totalmente tiernas y adorables. Lo anterior, junto con una protagonista tan genial, es sin duda lo que hace que esta novela sea tan buena y Jacqueline Kelly ha sabido explotarlo a la perfección.
Pero además, la ciencia no es lo único que Callie observa: a su alrededor, su familia también va viviendo pequeñas epifanías. Unos hermanos se enamoran y les parten el corazón, otros no pararán de meterse en altercados y otro no querrá, de ninguna manera, que maten al pavo reservado para acción de gracias. Así, la vida familiar y las labores domésticas de las que Calpurnia sólo quiere escapar pero que forman parte de su mundo, terminan de completar el curioso mundo de esta niña tan fantástica.
En definitiva,
La evolución de Calpurnia Tate es una novela tierna y encantadora, hilarante a ratos, que ha de cautivar a lectores de todas las edades.
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