Ya han transcurrido cuarenta años desde que el destino de dos niños, Aulo Cornelio y Lucio Falerio quedó marcado por una profecía. Aulo, víctima de una traición, ha muerto y Lucio, convertido en el senador más poderoso y ambicioso de Roma, luchará por evitar hacer frente a su destino final. Mientras tanto en Hispania, un joven, Áquila, intentará descubrir el mensaje oculto de un extraño amuleto en forma de águila que le entrega su madre adoptiva en el lecho de muerte.
La espada de la venganza continúa la historia de Los pilares de Roma. En esta segunda entrega, las intrigas de carácter político dan paso a una mayor acción en la novela. Las pesquisas del senador Lucio Falerio para que el grupo senatorial de los optimates obtenga el mayor número de votos le llevará a una intriga de sobornos camuflados y sutiles amenazas y chantajes a senadores ineptos, corruptos y ladrones para conseguir sus objetivos “por el bien de la República Romana”.
Por otro lado, las desventuras del joven huérfano Áquila le llevarán a huir de Dabo, el granjero romano que le usa como mero esclavo al haber perdido a su familia por la edad y la guerra. Así, se unirá al centurión retirado Flaco, quien había comandado a su padre, buscando aclarar los interrogantes de su vida y el misterio del águila que lleva al cuello.
Los acontecimientos que narra el libro son la introducción a la caída de la Roma republicana. Se trata de una continua intriga en la que se refleja cómo era la realidad del mundo romano, con sus continuas batallas contra pueblos rebeldes, la brutalidad de sus actos y sus conjuras e intrigas por el poder. En este episodio, el poder de Roma es desafiado mediante un levantamiento de los esclavos sicilianos, que exigen su libertad para acabar con los malos tratos recibidos al trabajar los campos: Roma puede obtener su grano, pero con la condición de su manumisión. Esto muestra cómo la República se resquebraja lentamente, lo que dará lugar a su caída, resurgiendo como un Imperio.
Hay que señalar que la novela está muy bien recreada, nos aproxima mucho a cómo debió de ser la realidad romana. El autor logra describir con todo lujo de detalles la forma en que actuaban y pensaban.Las asociaciones entre los senadores para conseguir sus propios objetivos (llenar su bolsa con un poco más de oro, generalmente) nos muestran que la corrupción política no es algo actual: en la Península Ibérica se daba desde la ocupación por los romanos, es algo más viejo que el mundo, por así decirlo.
También es elogiable la manera en la que Jack Ludlow relata la bestialidad romana, y de otros pueblos, en aquella época: gente quemada viva, despiadados asesinatos, incluso atentados contra ilustres políticos.
En definitiva, una historia llena de aventura y amor, ambición, amistad y acción. ¿Se cumplirá la profecía?
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