Era el decimoquinto concierto de su gira “Algo prestado”, iniciada el pasado 15 de mayo en Bilbao y continuada en Pamplona, Santiago de Compostela, Coruña, Murcia, Villena (Alicante), Sevilla, Málaga, Mislata (Valencia), Burgos, Oviedo, Donosti, Barcelona y Zaragoza, y tras Madrid, irían a Sagunto (Valencia) y Marín (Pontevedra).
Ahora comienzan agosto con un concierto en Calasparra (Murcia), al que seguirá en unos pocos días otro en Vitoria y finalizarán su gira del disco “Algo prestado” en Calviá (Mallorca), pero no serán sus únicas actuaciones en el mes del verano por excelencia, ya que a mediados del mismo participarán en el Festival Rock en Torrelavega (Cantabria) y a finales tocarán en La Granja de San Ildefonso (Segovia), Vigo, Bilbao y Campo de Criptana (Ciudad Real). Sin duda, casi cuatro meses intensos dedicados a sus numerosos fans, meses de canciones nuevas combinadas con sus temas clásicos de siempre que tras agosto tendrán continuación en otros cinco conciertos durante septiembre.
En el de Madrid interpretaron las veinte canciones previstas, después nos deleitaron con otras seis más separadas por una breve pausa entre la tercera y la cuarta (o la veintitrés y la veinticuatro) y nos dieron la sorpresa de una última e inesperada interpretación, que elevaba a veintisiete el número de temas tocados, completamente improvisada y decidida instantes antes en el camerino, como regalo a la sincera entrega de tantos espectadores que no cesaban de dar muestras de ser fans sinceros y fervorosos de
Los Secretos.
Como era de esperar, comenzaron con uno de los temas fundamentales de “
Algo prestado”, el disco que da nombre a esta gira, y eligieron la composición con más “sello Urquijo” por excelencia, “Échame a mí la culpa”, el reversionado bolero del mexicano José Ángel Espinoza que en los 70 fue un gran éxito de Albert Hammond.
A continuación siguieron la magnífica “Margarita”, de su disco “Dos caras distintas” (1995), “Entre tú y yo”, la canción que abre “
Algo prestado”, una versión más eléctrica y firme del tema acústico, country y soul de Graham Parker de 1976, “No me imagino”, “Colgado” y de nuevo otra de sus recientes versiones, “Sentémonos a hablar”, en origen “Why Don’t We Talk About it” (2001) de Rodney Crowell, en la que Álvaro Urquijo destacó a su compañero Ramón a la guitarra.
Tras la triste pero a la vez hermosa “Y no amanece”, interpretaron por fin la esperada canción que da título a la gira, “Algo prestado”, que como señaló el propio Álvaro Urquijo es una recreación de un tema de 1980 de Jackson Browne y David Lindley. Y a continuación su clásica y melancólica balada “La calle del olvido”, procedente de su álbum homónimo de 1989.
Siguiendo con la alternacia entre versiones y temas propios llegó el turno del famoso tema ochentero “Mercy Street” (1987) de Peter Gabriel, traducido literalmente como “Calle compasión” por
Los Secretos, en el que Jesús Redondo se lució en los teclados. Sorprendía escuchar a continuación la maravillosa “Qué solo estás”, perteneciente también a su álbum de 1989 “La calle del olvido”: decimos que sorprendía por el contraste irónico de hablar de soledad estando en compañía, pues nos encontrábamos en un recinto repleto de gente que abarrotaba con pasión tanto la pista como las butacas del Barclaycard, el calor de los fans impedía a cualquier espectador que hubiera ido solo, sentirse así.
A continuación vendrían dos temas que son sendas historias de amor, aunque muy distintas, la melancólica, triste y desesperanzada “Cambio de planes” de 1993, con un tono Urquijo inconfundible, y la nueva versión de "Hackensack” (2003) de Fountains Of Wayne que
Los Secretos han retitulado “Esta ciudad”, canción en la que actualizan ese tema pop. Álvaro Urquijo está especialmente fascinado con cómo en dos minutos y medio se puede contar, condensada, una historia maravillosa de enamoramiento de un chico de su compañera de pupitre y cómo la realidad impide que prospere porque la chica se va a Hollywood y allí ella se enamora nada menos que de Christopher Walken, rival inalcanzable e invencible, aunque ello no es óbice para que él pierda por completo la esperanza de que ella regrese algún día.
Tras esa deliciosa balada pop, Álvaro Urquijo nos explicó el origen polémico del siguiente tema que iban a interpretar: “Ojos de gata”, canción perteneciente al álbum de 1991 “Adiós tristeza”. Fue un encargo a partir de una estrofa de Joaquín Sabina, pero Los Secretos tardaron tanto en escribirla que el propio Sabina acabó componiéndola bajo otro título, “Y nos dieron las diez”, y de repente se encontraron con dos temas bastante distintos aunque partieran del mismo encargo y de la misma idea, es decir, no fue un tema compuesto por rivalidad, sino por demora del grupo.
No podía faltar una canción homenaje al desaparecido Enrique Urquijo y cuál mejor que “Pero a tu lado”, que levantó al público de sus butacas al igual que la siguiente, “Ponte en la fila”, un maravilloso guitarreado del reciente tema “Get In Line” (2011) de Ron Sexsmith.
Sabina y
Los Secretos, nos confiesa Álvaro Urquijo, se volvieron a entrecruzar en otra composición: “Por el bulevar de los sueños rotos”, aunque esta vez con resultado único, pues cuando aquél la escuchó confesó que le gustaba más la versión del grupo y les propuso hacerla juntos, de ahí que utilizara para la suya la música compuesta por
Los Secretos.
Conforme se acercaba el final del concierto aumentaba el número de espectadores en pie. Lo programado inicialmente se cerraba con tres canciones clásicas del grupo: “Te he echado de menos”, “Buena chica” y “Ojos de perdida”, otro de sus temas fundamentales que fue precedido por un guiño musical a los Rolling Stones con un fragmento de su “Satisfaction”. Pero no acabó ahí, tras el inexcusable agradecimiento a los patrocinadores se retiraron del escenario entre peticiones de “otra, otra” y volvieron a sorprendernos pocos minutos después: los cinco componentes de
Los Secretos reaparecieron con fuerzas y voces recuperadas para seguir deleitándonos con su música: “Agárrate a mí María”, la versión “En mi habitación”, variación de la archiversionada “When You Walk In The Room” (1963) de Jackie DeShannon, y su famosísima “Déjame” constituyeron la primera terna de extras, que se continuaría con otras tres, “Cuando todo iba bien”, “Sobre un vidrio mojado” y por último “Gracias por elegirme”, perfecta elección para cerrar un concierto, procedente de uno de sus últimos discos.
Y como hemos dicho, hubo un tercer y completamente inesperado regalo: una canción improvisada pensada en el camerino, una experimentación de todos sus componentes con las guitarras especiales de uno de los miembros del grupo, Ramón Arroyo, de la canción “Beber hasta perder el control”, perteneciente a su álbum “El primer cruce” (1986). Sin duda, un broche de oro perfecto cerrar el concierto madrileño con uno de sus temas más míticos que nos hace evocar al instante al desaparecido Enrique Urquijo, porque rebosa amor-desamor, melancolía, tristeza, aderezados con toques de country, algo que quizá llevó a Álvaro Urquijo a mencionar instantes antes de interpretarla a John Wayne. Esperemos que enseguida vea la luz su segundo disco de versiones para que nos deleiten con una gira, cuando menos, igual de magnífica y deliciosa como la de “
Algo prestado”.
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