“El libro responde a una necesidad que tenía desde hace varios años. Es una reflexión sobre los últimos cuarenta años de corrupción. Una enciclopedia de la corrupción desde el franquismo hasta la actualidad”, afirmó en la rueda de prensa que convocó para presentar su nuevo trabajo sobre esta lacra de nuestro sistema democrático que tiene su origen, en su opinión, en dos principios fundamentales. El primero que ha habido una impunidad sistemática sobre este tema y el segundo que hasta hace poco tiempo ha habido una indiferencia, en gran medida, de la sociedad.
Para
Baltasar Garzón el ser corrupto llegó a ser hasta cierto punto gracioso, estábamos acostumbrados a ello. Las cifras así lo demuestran, casi el 30% de nuestra economía es sumergida, sólo países como Italia, Grecia y Portugal nos superan, el resto de países de la Comunidad Europea se alejan de esas cifras de manera escandalosa, la mayoría de los países no superan el 15% de economía en negro y otros como Francia o Alemania se sitúan en torno al 10%.
“Los dos mayores casos de corrupción que ha habido en España en estos últimos cuarenta años han sido los del GAL y Gürtel”, señaló con vehemencia. Y los dos los conoce bien porque tuvo que instruir las causas y ambos salpican a los dos principales partidos del país, PSOE y PP, de ahí que mantenga que “mientras exista el bipartidismo será muy difícil luchar contra la corrupción”. Los electores hasta las últimas elecciones europeas no han castigado suficientemente la corrupción. “Sin embargo, hoy en día sí hay una cierta intransigencia en este tema”, sentenció. Parece que algo comienza a cambiar. Y el comienzo es que se está modificando el panorama político.
Si bien en el año 1995 se empezaron a tomar medidas contra esa lacra con la creación de la Fiscalía Anticorrupción aunque cuando se ha empezado más en serio fue el año pasado, los resultados, de momento, son mediocres. “Nos encontramos en el lugar 37 de la lista de transparencia y hace un año estábamos en el 40”, reconoce. Aunque poco parece que a los políticos no les queda más remedio que empezar a hacer caso a una sociedad cada día más intransigente.
En
El fango analiza 62 casos de corrupción siguiendo las líneas judiciales pero su conclusión es clara: “el escaso número de sanciones y las dificultades que supone investigar la corrupción hacen que la mayoría queden impunes”. Además, nunca hay suficiente dinero para que la Justicia pueda llevar a buen puerto esas investigaciones, más bien ha sido gracias a ciertos jueces o fiscales por lo que se ha podido investigar ciertas tramas, “muchas de ellas a título personal de jueces a los que se les han puesto mil y un problemas”, dice y añade “la Justicia siempre carece de medios suficientes para luchar contra la corrupción”.
Con la llegada de la última crisis financiera en 2008 ha sido cuando la ciudadanía ha empezado a posicionarse en contra de la corrupción; la clase política ha tardado un poco más, lo que es lógico porque otro de los grandes problemas de nuestra democracia es la financiación ilegal de los partidos políticos, en la impunidad en los últimos treinta años. Baste recordar los casos de Filesa o, ahora, de Bárcenas para darse cuenta de que a los partidos no les ha interesado resolver este problema.
Pero no es el único tema, en el libro toca otros temas como la corrupción municipal, policial, en la Iglesia, en la Familia Real, en la Administración de Justicia, etc. “Toco todos los ámbitos, lo cual no quiere decir que todos sean corruptos”, puntualiza. También se muestra crítico con la Transición aunque como específica “no cargo contra el proceso en sí”. Pero cree que hubo un cierto continuismo en ciertas prácticas dictatoriales que no se quisieron cambiar.
Cargó también contra ciertos medios de comunicación, como el ABC, que no contrastaron informaciones contra él y que no tienen en cuenta la presunción de inocencia. Él tampoco contrasta la información en su libro y he encontrado varios errores de bulto. Por ejemplo, refiriéndose a Tomás Gómez dice que este político socialista pondría la mano en el fuego por José María Fraile, alcalde de Alcorcón, cuando todo el mundo sabe que era alcalde de Parla. Hasta el mejor escribano echa un borrón, pero el Sur también existe.
Hizo una defensa a ultranza de su profesión de abogado y señaló que en su bufete tiene un código ético muy estricto y que todo el mundo tiene derecho a ser defendido. Abogó por una democracia más participativa y que tenga un sistema de controles para que “esa inercia de la regeneración no nos arrastre a una pérdida de garantías”.
Entrando en el día a día político calificó de injusta la amnistía fiscal del ministro Montoro y la actitud del PP ante los casos judiciales de corrupción que ha ido obstaculizando. Sobre los paraísos fiscales donde algunos políticos han escondido sus beneficios ilícitos, ha declarado que “seré feliz cuando esos paraísos fiscales se terminen de abolir”, entre los cuales no apunta a Andorra, quizá porque ha llevado casos sobre ello.
El fango, pese a contar con más de 600 páginas, ha dejado varios temas fuera. “El editor, al ver el original de más de 800 páginas, dijo que ni hablar, que había que reducirlo, por lo tanto, tengo material para escribir la segunda parte de esta enciclopedia”, bromeó. También adujo que los beneficios del libro no serían para él, sino para FIBGAR, Fundación Baltasar Garzón. Pro Derechos Humanos y Jurisdicción Universal que tiene sede en varios países americanos.
Puede comprar el libro en: