Una muestra, en definitiva, de lo que es la Cataluña actual, frente a los deseos del independentismo por convertirla en un todo homogéneo, en el que la expresión “derecho a decidir” se ha convertido en una verdad absoluta que no admite discusión. De hecho, quienes se atreven a cuestionarla, están condenados al exilio interior.
Un ejemplo de esta tesis es la obra "
Me gusta Catalunya. Me gusta España" de
Sergio Fidalgo que, al poner en duda los sofismas del nacionalismo catalán, no encontró facilidades para ser presentada en Cataluña (todo lo contrario que en Madrid, apostilló el autor). Además, como subrayó Jordi Cañas, en algunas librerías de Barcelona es difícil encontrarla.
La dinámica separatista patrocinada por la Generalidad, liderada por CIU-ERC y apoyada por sectores importantes de la sociedad civil catalana, exige una respuesta contundente y bien argumentada y ésta se dio en la presentación de la obra de Fidalgo.
En efecto, tanto el autor como algunos de los que tomaron parte (que, a su vez, han sido entrevistados en el libro), insistieron en la importancia de que Cataluña siga formando parte de España. No obstante, existen algunos riesgos, como el hastío que pueden generar “en Madrid” las continuas acometidas verbales y ornamentales del nacionalismo catalán. Al respecto, la periodista
Anna Grau pidió el apoyo y la solidaridad para con los no nacionalistas.
En este sentido, Madrid fue, de manera indirecta, una de las protagonistas del evento.
Albert Castillón, también periodista, afirmó que en la capital de España ha encontrado la libertad y tolerancia que no halló en Barcelona para el desempeño de su profesión, donde “me miraban mal”, confesó, cuando a su programa de radio llevaba a representantes de formaciones como el PP o Ciudadanos. “La independencia ha secuestrado al catalanismo”, concluyó, para añadir que cree que “esta locura no va a durar mucho”.
Por su parte, el dramaturgo Albert Boadella se quejó amargamente de la capacidad que ha tenido el nacionalismo catalán para hacer que su victimismo permanente sea aceptado en el resto de España, la cual ha pecado de complejos. Junto a ello, insistió en que ni la lengua ni la historia constituyen hechos diferenciales.
Josep Ramón Bosch, presidente de Sociedad Civil Catalana, está adquiriendo un protagonismo tan justificado como merecido en los últimos meses. La aludida plataforma ha dado cabida a diferentes sensibilidades al mismo tiempo que, con su trabajo, ha desenmascarado las falsedades del nacionalismo en materias como la economía. Aún con ello, insistió en que el independentismo “no es un suflé que haya bajado sino un mazapán muy sólido que goza de grandes fuentes de financiación y con gente entregada que busca la ruptura”. A pesar de ello, se mostró optimista: “no van a conseguir la independencia, entre otras razones porque los independentistas ya han perdido el frente internacional”.
Finalmente,
Jordi Cañas (miembro fundador de Ciudadanos), se mostró “políticamente incorrecto” cuando afirmó que “España es mi patria, es mi nación. No tengo problema en decirlo”. Quiso dejar claro el compromiso de Sergio Fidalgo con su país, haciendo un gran servicio que ayudará a desmontar los marcos mentales que los nacionalistas, con la ayuda de un uso perverso del lenguaje, han construido durante las últimas décadas.
En definitiva, un acto de libertad el que tuvo lugar en Blanquerna. Autores como
Sergio Fidalgo y su obra deben convertirse en referentes pues muestran que la valentía es la herramienta para llegar a la concordia.
Me gusta Catalunya. Me gusta España es un trabajo bien hecho donde el oficio de periodista le sirve para hacer de notario del tiempo presente.
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