Chiripa, el científico protagonista, con su afán de aritmetizar y calcular todo, recibirá la venganza del objeto maltratado y cuantificado. En contrapartida, la novela se puebla de personajes poblados de sentimientos. Valiente, padre de Chiripa, es el mejor contrapunto a la frialdad del científico con el siguiente anhelo: «algún día tendré yo un hijo: será la superación de esta guerra fratricida […] ¡de tan grande! No tendrá patria, porque será de las galaxias… ¡Gigantesco!… No conocerá el miedo. No tendrá apego a tradición alguna […] ¡No se encapuchará bajo ningún gremio! Repudiará la Ciencia que constriñe, la Política que envenena, las morales mojigatas, y el mundo será su casa». Se equivocó.
En esta novela, el autor aboga por el realismo atroz.
La venganza del objeto forma parte de una trilogía que para A
lfredo Hernández García tiene una sola pretensión: la novela de la sospecha, en la que intenta “desenmascarar forajidos”. Y en esta ocasión la crítica del autor se encamina, no contra la ciencia, sino contra el cientismo, es decir, la hipertrofia de la ciencia.
Así, la mayor parte de la novela está centrada en el personaje de Chiripa, eminente científico y aspirante a catedrático, quien intenta por todos los medios a su alcance realizar una reducción de todos los fenómenos cotidianos (y no tan cotidianos) a los fenómenos científicos que los componen. Podría decirse que sufre de un trastorno edípico en el que el objeto de sus deseos es la madre naturaleza, a quien quiere explicar desde un punto de vista simplemente objetivo. Pero sus ansias de teorizar se expanden incluso a aquello que trasciende lo meramente objetivo como la literatura o los sentimientos. Todo esto le llevará a situaciones que generarán momentos de hilaridad debido al extremismo de Chiripa y las situaciones a las que le lleva.
Como comentábamos al inicio, hay un segundo personaje que podría ser la antítesis de Chiripa y no es otro que su propio padre, Valiente González, un hombre con los pies en la tierra que acarrea un gran sufrimiento a sus espaldas y con un modo de percibir la realidad muy diferente y muy conmovedor que se corresponde muy bien con ese realismo atroz que Alfredo Hernández García quería buscar con esta novela.
A su vez, esta obra contiene ingredientes metaliterarios. Fundamentalmente, dichos elementos son las continuas alusiones al lector y la introducción de un libro dentro de este libro, el cual aparece a modo de "devocionario" repleto de sentimientos, que suponen el contrapunto a la frialdad y sistematismo de lo científico. Podemos considerar un segundo libro dentro de La venganza del objeto si contamos también las andanzas de Chiripa en el mundo literario con esas aventuras de Pedor Tollens, un tres que quería llegar a ser un número pi.
En definitiva,
La venganza del objeto es una novela crítica e irónica con el mundo puramente instrumental de la ciencia que les recomiendo si quieren pasar un excelente rato leyendo.
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