Viaje de invierno es un tributo al poeta Wilhelm Müller, cuyos textos inspiraron y musicó Franz Schubert. La novela está dividida en tres espacios temporales y sus consecuentes capítulos. El primero y más largo se denomina El tilo y cuenta una historia de amor entre dos jóvenes estudiantes de universidad. Uno, Rubén Granta, estudia derecho y es un joven que proviene de familia rica, pero que ha sufrido un fuerte trauma maternal. Descreído y hastiado, se refugia en la pintura ante la mirada severa e incomprendida de su padre, que sólo vive para el trabajo y el éxito.
La otra, Alejandra Osorio, es estudiante de medicina, que también tiene una afición radicalmente distinta a su carrera, el canto. Ambos, desengañados de su profesión, tienen unas tendencias más artísticas. Por eso, cuando casualmente se encuentran en un baile de máscaras surge la chispa del amor, que no es sólo eso, sino que comparte una cierta forma del ver el mundo.
Escrita con un narrador omnisciente, nos va contando esa historia de amor que discurre en el año 1997, cuando ocurre el terrible asesinato del concejal vasco Miguel Ángel Blanco, lo cual hace plantearse muchos de sus planteamientos de la vida, sobre todo a Alejandra. Al final de ese año, deciden tomarse un fin de semana de asueto en una recóndita estación de la montaña, donde se enfrentan a lo descarnado de las montañas níveas con unos esquíes.
Con varios flash-backs, la narración se va llenando de lo que piensan y de lo que han hecho en su vida hasta que el destino hizo que se cruzasen. Con un lenguaje claro, en ocasiones poético y desgarrado, nos va contando Santiago Velázquez las vidas de los protagonistas. Diversos acontecimientos nos van conduciendo a un final de capítulo sorprendente que nos deja con un mal sabor de boca por lo que ocurre, que no por cómo lo cuenta.
La segunda parte lleva por título Mirada atrás, una definición acertada. En este capítulo nos cuenta, después de la tragedia ocurrida al final del anterior, la vida de ellos. De manera pormenorizada, nos describe cómo han llegado al momento en que nos dejan en el final del anterior capítulo. Comprendemos las motivaciones de ambos protagonistas, pero también cómo era nuestra sociedad de hace casi dos décadas. Cómo ha ido cambiando o cómo la hemos ido transformando nosotros mismos.
El capítulo final, Lágrimas heladas, es el corolario de una historia de amor que queda truncada por una tragedia. Donde uno de ellos, Rubén, se enfrenta a sus miedos y sale derrotado. Nos encontramos con un ser cobarde, mentiroso y traicionero. Aquí vemos cómo los principios de la juventud son obviados por unos sentimientos de confortabilidad, que hacen que olvide todos sus sueños para caer en las garras que su padre fue apretando paulatinamente. Mientras, Alejandra se sobrepone lentamente convirtiéndose en una superviviente volcada en ayudar a los demás.
Santiago Velázquez ha escrito una novela actual que hace que nos planteemos diversas cuestiones sobre la condición del ser humano. La novela plantea preguntas y algunas de las respuestas quedan en el aire para que cada lector las responda desde su fuero interno. Precisamente, esto es la literatura, la capacidad de generar preguntas.
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