Dolores Redondo estudió Derecho y Restauración gastronómica, aunque siempre supo, desde niña, que quería ser escritora. Durante algunos años llegó a compaginar distintos trabajos y negocios con la labor creativa: relatos cortos, cuentos infantiles. Fue precisamente con la escritura del primer volumen de la trilogía cuando decidió volcarse por completo en el oficio de narrar.
Tras 32 reediciones, son más de 300.000 lectores los que esperan Ofrenda a la tormenta, la novela que pone broche final al fenómeno editorial de los últimos años. Una Trilogía del Baztán que además de contar con ese unánime respaldo, ha sido saludada por la crítica como una de las propuestas más originales y contundentes del noir en nuestro país. Asimismo, se proyecta realizar una versión cinematográfica a cargo de los productores responsables de adaptaciones como la trilogía Millennium de Stieg Larsson, o las novelas de Henning Mankell, entre otras. Si con
El guardián invisible Dolores Redondo fue una de las sorpresas literarias de 2013, con
Legado en los huesos confirmó definitivamente que llegó al panorama literario para quedarse. Ahora, con
Ofrenda a la tormenta, el fin es el principio de todo.
Si son muchas las historias y mitos del Baztán que pueden llegar a impresionar e incluso sobrecoger, aún son más las tradiciones y ritos que siguiendo hábitos ancestrales, se van traspasando ineludiblemente de madres a hijas. Leyendas que hablan de grandes catástrofes, de misterios, fenómenos y poderes ocultos, pero también de brujas, demonios y criaturas mágicas que pueblan sigilosamente los frondosos bosques del valle, seres que exigen adoración y son capaces de nublar la mente y provocar actos inexplicables. Un cúmulo de creencias tremendamente arraigadas que incita a participar de lo que podría calificarse como un universo único, plagado de grandes silencios y rotundos secretos, algunos de los cuales podrían llegar a helar el alma de cualquier observador inexperto.
Ha pasado ya un mes desde que la inspectora Salazar rescatase a su hijo de aquel extraño e irracional sacrificio y el doctor Berasategui –instigador y origen de los asesinatos, amputaciones y suicidios acaecidos en la zona– fuese detenido. Además, y aunque el cuerpo de Rosario no llegase a ser rescatado del río, tanto la Guardia Civil como el juez Markina dan por hecha la muerte de la mujer. Pero Amaia todavía no se siente tranquila, y una sensación angustiosa la sumerge casi a diario en oscuras y siniestras pesadillas ligadas a la amenazante presencia de su madre. Está profundamente convencida, su instinto se lo dice, de que ella sigue con vida y se encuentra escondida en algún lugar del valle... No obstante, la vida sigue y un nuevo y sorprendente caso reclama toda su atención.
Una desgracia como la muerte súbita de un lactante, se convierte en denuncia oficial cuando una mujer evidencia el comportamiento sospechoso de su yerno y padre de la niña. Cuando el hombre es detenido por intentar robar el cuerpo inerte del bebé, todo acaba complicándose: lo que inicialmente había sido considerado como una inesperada muerte de cuna, pasa a ser una abierta investigación por asesinato. Si las marcas de presión sobre el rostro de la criatura revelan las verdaderas intenciones del agresor, serán unas palabras suyas, pronunciadas de manera incoherente y deslavazada, las que alerten a la inspectora Salazar sobre la gravedad del caso: «La entregué a Inguma, como tantos otros sacrificios»... ¿Estaba ante una terrible y descabellada ofrenda? Será la bisabuela de la niña quien ponga en antecedentes a Amaia de aquel antiguo genio maléfico, Inguma, un demonio de la noche que se cuela en las habitaciones de los durmientes para asfixiarlos robándoles el aliento.
Será entonces cuando las averiguaciones de Amaia y su equipo acaben chocando con otros casos de muerte súbita acaecidos tiempo atrás en el valle del Baztán, y que presentaban evidentes y turbias irregularidades. Todo apunta a una especie de secta que hubiese derivado hacia la brujería, hasta oscuras prácticas ocultistas, incluso satánicas, entre las que se hallaba el sacrificio de seres humanos, concretamente de niñas recién nacidas. Pequeños ataúdes vacíos que intimidan y empujan a pensar en actos aberrantes cuyas raíces resultan difíciles de imaginar.
En la cárcel, la inexplicable muerte inducida de Berasategui tras haber consumido un potente tranquilizante que solo alguien de fuera pudo suministrarle, terminará complicando una investigación que presenta muchos frentes abiertos e inciertas conclusiones. La póstuma confesión de una mujer implicada en el caso, y la denuncia de una inestable mujer que acusa a su marido de haber robado los cuerpos de sus bebés muertos, abrirán nuevas y esclarecedoras vías. Sin embargo, será un nuevo y doloroso asesinato el que provoque la rabia y desazón de Amaia, que ve precipitar sus pesquisas hacia una resolución inesperada del proceso, tan tormentosa y cruel como estremecedora... Una atroz y silenciada verdad que le abrirá los ojos al auténtico origen de los muchos sucesos que hasta ahora, habían asolado el valle del Baztán.
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