Entrevista a Gonzalo Garrido, autor de “El patio inglés”

La novela está situada en los comienzos de los años ochenta. Entonces se vivía una crisis política importante y también social. El terrorismo vivía un momento álgido y en la sociedad de Euskadi era muy duro. “Yo viví aquella sociedad y eso lo he querido reflejar en la novela, creo que se nota la verdad y la autenticidad de aquel momento”, cuenta Gonzalo Garrido en una entrevista que mantuvimos momentos antes de la presentación de su libro en Madrid.

La novela tiene dos narradores, un padre y su hijo Pablo, que van simultaneando la narración de El patio inglés. “A mí me indignaban muchas cosas que le indignaban a Pablo”, reconoce el autor bilbaíno. Sin ser una novela autobiográfica, recoge muchas vivencias personales. Las normales en un joven que no llegaba a la veintena que vivía un ambiente donde el terrorismo era el pan de cada día. “Hemos sufrido más que el resto del país. Hemos visto hasta dónde puede llegar el fanatismo. Hasta dónde se puede perder”, dice pesaroso. Pero esas experiencias han hecho que ahora disfruten de un momento bueno, más normalizado y de una mayor madurez política y social.

La novela muestra el enfrentamiento generacional entre ese padre y su hijo pero dentro de una familia lo más normal posible. “No he querido mostrar una familia desestructurada o disfuncional sino la crónica de una familia media de los años ochenta donde se reflejasen las dos posiciones de los dos protagonistas, las dos caras de una misma moneda”, explica con seguridad Gonzalo Garrido.

Para el autor de Las flores de Baudelaire, el padre no es un héroe, pero tampoco un miserable, “es una persona que ha sabido educar a su hijo lo mejor posible, puede que no haya sido lo adecuado, pero lo ha hecho con la mejor intención”, apunta. Sin embargo, el hijo no cumple sus expectativas. Es un personaje de lo más normal, como le gusta a Gonzalo Garrido. “No quiero ni buenos, ni malos, quiero personas normales y que el lector complete, rellene sus características”.

“Mi objetivo es contraponerlos, tanto en el contenido como en la forma. De tal manera que nunca llegan a entenderse. Viven dos realidades diferentes, de ahí que utilicen dos voces muy diferenciadas. Una un poco más clásica, más culta, más preparada, la del hijo que había estudiado, estilísticamente más formal y otra más naif, la del padre que vive una situación de stress, de ahí que su lenguaje le salga a borbotones”, señala en la charla que mantuvimos en la cafetería de un céntrico hotel madrileño.

Gonzalo Garrido quería con El patio inglés probar otros caminos en la literatura. “No quería ceñirme a lo tradicional. Quería hacer un esfuerzo literario que me impulsase a recorrer otras sendas. Creo que era el momento de intentar abordar una literatura lejana a lo convencional y comercial. Esto era para mí un salto. Quiero seguir avanzando y no encasillarme”, expresa el novelista. Pero también intentaba entender a sus propios padres, sus vivencias en unos tiempos difíciles y, por supuesto, a sus propias hijas”.

Para Gonzalo Garrido la literatura no es un artificio, es algo premeditado. “Dejo a las novelas reposar, no se debe publicar si lo que uno hace no es diferente. Hay que ser honesto con uno mismo, hacer el máximo y buscar la autenticidad. Me enervo cuando leo cosas que no son auténticas”, manifiesta con rotundidad. Quizá por eso haya abandonado momentáneamente la novela negra o policiaca. “A mí me hace disfrutar mucho. Se consigue un placer muy rápidamente”. Pero está claro, al leer El patio inglés, que el autor vasco busca algo más.

El tema principal de la novela es el suicidio del joven Pablo, cómo se desencadena y cómo se va llegando a esa situación extrema que estalla. El suicidio se oculta en nuestra sociedad y, sin embargo, está más presente de lo que creemos. “En España se suicidan 3.000 personas al año y más de 90.000 lo intentan de una forma u otra”, revela el autor. Qué ocurre para que una persona tome una decisión tan drástica es una de las tesis de la novela. Cómo se va llevando al límite para tomar esa decisión Esa situación especial, de zozobra, que lleva a dar una última vuelta de tuerca para acabar con la vida.

“La decisión la respeto, evidentemente no la comparto, pero no la desprecio en absoluto. Lo que intento entender es cómo se desarrolla una decisión así que desemboque en un desenlace así”, denuncia. De ahí que abogue en que debemos ponernos en la situación del otro para intentar comprender. “No somos nada compasivos, nos ensañamos con el débil y esto no es algo de ahora, sino que viene de atrás. Somos un país cainita. Los poderosos intentan mantenerse en el poder. No somos nada generosos. Más bien unos fanáticos”, denuncia convencido.

Para Gonzalo Garrido el poder no está interesado en la educación y la cultura, no se dan cuenta de que la riqueza de un país es su cultura. De ahí que vivamos una crisis en todos los órdenes de la vida y, por supuesto, de la cultura. “El periodismo también vive una crisis estructural. Se ha perdido la objetividad, lo cual conlleva que se haya convertido en un negocio moribundo.

Por eso cree en un cambio para el periodismo y también para la literatura. “El papel de un editor es muy importante, alguien que te lea, que te sugiera y opine sobre lo que está escribiendo y hasta cierto punto te dirija, porque hay una tendencia del escritor a escribir más de la cuenta”, concluye el autor vasco. Algo que a él no le ocurre. Él escribe lo preciso.


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