En la veraniega y soleada mañana del pasado martes 28 de octubre tuvo lugar la presentación de "Venirse arriba", la primera novela de Borja Cobeaga y Diego San José, los famosos guionistas de la comedia del año, Ocho apellidos vascos. Estuvieron acompañados por uno de nuestros mejores humoristas actuales, José Mota, quien fue diseminando perlas de su ingenioso y divertido humor para amenizar el acto.
La esencia argumental de
Venirse arriba se condensa en la frase que aparece en su cubierta: “El año que mi padre ligó, bebió y vivió de mi Erasmus”. Los aspectos centrales de la novela son las relaciones entre padres e hijos, las diferencias entre los europeos y la figura de los Erasmus, que nos representan en Europa.
José Mota señaló, entre bromas y veras, que la desubicación de los padres se debe en gran parte a la incomunicación con sus hijos, a que estos se nieguen a hablarles. Unido a esto, y bromeando también con el ejemplo de su retoño, mencionó que uno de los errores básicos que se cometen es la justificación por parte de los padres de los actos de sus hijos.
En esta era cibernética y de internet, el español medio es una persona normal que se ve descolocada y desubicada a causa de la tecnología porque “nos ha pillado el futuro”, sentenció José Mota al referirse a esos padres analógicos que viven en la era digital. No obstante, su mejor frase, que destila ingenio y humor a partes iguales, fue referida a Twitter, red sobre la que sentenció: “lo inventó una señora echando granos de candeal a las gallinas en un basurero”, porque tú echas granos y vienen, no echas y se van…, un símil perfecto.
Borja Cobeaga explicó que
Venirse arriba se planteó en origen como un guión, pero el proyecto quedó aparcado y al ser retomado tiempo después nació directamente con el tratamiento de novela y no como adaptación de un guión previo, puesto que éste realmente nunca existió, no llegó a escribirse, simplemente se quedó en una idea sin plasmar en la época de Pagafantas, idea a la que llamaban “la película del Erasmus”.
Que sea novela permite que se ambiente en Ámsterdam, ambientación que siendo guión no hubiera sido posible, salvo que a algún productor se le hubiera ocurrido la disparatada idea de reconvertir un lugar de España en tal ciudad, al ya arcaico, pero bastante efectivo, estilo Samuel Bronston, por ejemplo.
Venirse arriba es a la vez una comedia extranjera y una novela de viajes, una road movie, con una traslación bastante cinematográfica, con clímax de cine, un aire visual y cinematográfico que proceden obviamente de que la idea original fuera para aquel medio. Quizá, más que como novela, se podría definir como “viaje emocional”.
Jesús, el padre del protagonista, es un minero de Mieres al que alcanza la crisis y se ve obligado a comer de su hijo, Miguel, que tan sólo gana 250 euros al mes procedentes de una beca Erasmus. El problema viene cuando se hace adicto a las drogas al confundir un pastel de marihuana con una tarta de Santiago, y a partir de ahí no paran de ocurrir sucesos disparatados para alguien de su edad y condición.
Actualmente los padres están desubicados. En parte se debe a cómo ha cambiado ser jóvenes: antes, con 24 años, ya tenían contrato fijo y responsabilidades familiares y sociales, ahora a esa edad no sólo se carece de ambas cosas sino que se ven muy lejanas. Incluso la juventud se alarga más, casi indefinidamente: los 30 de ahora equivalen a los 20 de antes.
El Erasmus es importante por resultar vivencial: ha permitido a muchos jóvenes irse fuera y conocer mundo, eso es lo verdaderamente útil, más que estudiar mucho o poco durante ese año en el extranjero.
Con respecto al proceso de creación,
Borja Cobeaga y
Diego San José señalaron que predominó hablar sobre escribir: durante muchos meses simplemente hablaban, sólo apuntaban ideas globales pero sin desarrollarlas, y ya al final pasaron al mecanografiado de ideas que ocupó un porcentaje de tiempo mínimo. Es imposible identificar qué escribió cada uno porque además de intercambiarse inmediatamente todo lo que redactaban, se corregían mutuamente, de manera que la autoría del conjunto es literalmente doble por indistinguible.
También hablaron de proyectos futuros: Ocho apellidos europeos. Y nos contaron algunos pormenores de la segunda parte de Ocho apellidos vascos, que presenta como novedad el cambio de escenario a Cataluña. Dirigida también por Emilio Martínez Lázaro, se rodará en la primavera de 2015 y se prevé su estreno a finales de ese año. De nuevo tendrá los mismos cuatro protagonistas, comenzará en Sevilla y las dos siguientes terceras partes ocurrirán en Barcelona, donde se dará rienda suelta a los tópicos catalanes.
Coincidirá también en ser una historia sencillita de pocos personajes y diferirá en ofrecer esta vez el punto de vista vasco de los catalanes, quienes les han adelantado y eclipsado con el referéndum. Este tercer elemento de cariz político se ha añadido para que la segunda parte no se limite a ofrecer más de lo mismo, para que tenga una originalidad que la diferencie de la primera. Koldo hace un viaje para sumirse en la Semana Santa sevillana como costalero y a continuación emprende un viaje a Cataluña, donde se enfrentará tanto a lo urbano como a lo rural, con la sardana de fondo.
Por último, aclararon que en este libro han contando con la colaboración de Juan Cavestany debido a que habían trabajado con él previamente en un episodio piloto de una serie vasca para la ETB, lo que les permitió hacerse amigos y convertirse en sus seguidores, puesto que comparten un sentido del humor muy similar, algo que facilitó poder unificar estilos en el resultado final de esta novela a seis manos.
Puedes comprar el libro en: