Pocos escritores españoles escriben libros de viajes; pocos escritores españoles han escrito sobre Roma. Javier Reverte lleva años escribiendo sobre viajes y, ahora, gracias a una beca emérita se ha decido a escribir sobre la ciudad eterna. “Un otoño romano” ha sido el resultado que acaba de publicar Plaza y Janés en este otoño que se parece mucho al romano y que aquí castizamente lo denominamos veroño.
La presentación de
Un otoño romano se ha llevado a cabo en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el edificio más romano de la ciudad, y ha contado con la presencia del director de la misma, Antonio Bonet y del editor David Trías, que han glosado en una más que tibia mañana madrileña las virtudes del periodista y escritor que nos ha descubierto los paisajes más inhóspitos y escondidos del planeta azul.
Antonio Bonet ha calificado el libro como muy estimulante, “me lo he leído de un tirón el pasado fin de semana”, reconoció el académico que habló sobre alguno de los escritores que han escrito sobre Roma, tal fue Ramón María del Valle Inclán. “El libro está lleno de sensaciones, de colores, y de atardeceres romanos, pero sobre todo está lleno de artistas que crearon una ciudad sin igual, tales como Miguel Ángel, Bramante, Borromini, Caravaggio o Rafaelo.
El editor David Trías, parco en palabras, destacó los muchos años que lleva Javier Reverte escribiendo libros sobre viajes, pero éste es un libro del otoño y literario. “Todos los lugares que visita Javier son lugares literarios, pero Roma es quizá el más literario sobre el que ha escrito”, explicó el responsable de la multinacional Ramdon House Mondadori.
El libro tiene un responsable directo, José Antonio Bordallo, responsable de la Real Academia de España en Roma, que le convenció al escritor madrileño para pasar una corta temporada en Roma para escribir de la capital italiana. El resultado es Un otoño romano que está escrito en forma de diario. “Nunca había escrito un diario. Ha sido una experiencia nueva y enriquecedora”, dijo el periodista.
“José Antonio Bordallo me invitó a pasar unos tres meses en Roma. Me pusieron un apartamento con vista al Tiempietto, tal y como muestra la portada del libro, fotografía que saqué yo mismo”, cuenta sonriente. El resultado es el libro donde cuenta el recorrido que ha hecho por la ciudad. “Yo nunca había vivido en Roma. Sí había estado por motivos de trabajo o de vacaciones. Era una asignatura que tenía pendiente. Antes de ir me documenté leyendo libros de escritores que habían viajado hasta allí, como Goethe, Stendhal o Gogol. Los dos primeros lo hicieron, también, en forma de diario”, comenta el escritor madrileño.
El escribir un diario es una forma muy vital de acercarse a una ciudad. Lo hace con su estilo inimitable, mezclando pasión, cultura, historia, poesía, humor y ternura. “Siempre he creído que las ciudades tienen alma y que los humanos terminamos interpretándola”, expuso en la rueda de prensa celebrada en la Academia de San Fernando. Para acercarse a la ciudad hay que hacerlo, según él, sin afectación. “Roma no es una ciudad afectada, todo el mundo parece muy natural allí. Lo que sí tiene es que nunca se termina de descubrir la ciudad del todo”, razona
Javier Reverte.
“Si en Madrid, y en otras ciudades, el arte se concentra en los museos, en Roma el arte hay que descubrirlo en los rincones. Parece como si te retase y te dijese ¡descúbreme!”, cuenta con ironía y gracia y añade “Roma es una ciudad que destruyeron los bárbaros pero, también, los gentiles del renacimiento. que construyeron sus palacios con las ruinas romanas.
Para el autor “el libro es un homenaje a la belleza. Sufrí un proceso amoroso con la ciudad y el otoño es la mejor época para visitar Roma”. Sí reconoció que la ciudad está en algunos sitios un poco descuidada y llena de basura. “Pero aún así es una ciudad donde se habla continuamente de la belleza”, concluyó el escritor, que ha sabido encontrar esa belleza en las pequeñas cosas y en la cotidianidad.
Javier Reverte ha recorrido los cinco continentes, ha navegado el Índico, el Pacífico y el Atlántico, ha cruzado el Ártico de este a oeste y pisado la isla del Cabo de Hornos. Ha descendido el Amazonas desde su nacimiento hasta su desembocadura, ha recorrido el curso del Nilo, del Mississippi y del Yangtsé, y se ha embarcado en el río Congo en la misma ruta que realizó Joseph Conrad a finales del siglo XIX. Ha seguido los caminos literarios de escritores como Homero –en la Grecia clásica- o Jack London –en el río Yukon- y se ha internado en las sabanas del este de África. Ha cruzado el lago Victoria, el Tanganika y el Tana y se ha acercado a pie hasta las orillas del Turkana. Ha vivido en Londres, París, Lisboa, Nueva York, Irlanda y, ahora, en Roma. Y todas sus experiencias las ha contado en sus libros de viajes.
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