«España nunca ha estado mejor que ahora», «la recuperación depende de nosotros», este es el mensaje que José Luis Manzanares transmitió durante la presentación de "Crónicas de un país que no quería ser pobre", «una obra que supone un toque de atención a la clase política y a la ciudadanía para construir un país mejor» apuntó Laura Madrigal, editora de LID. «Nuestro país ya es rico pero si queremos seguir siéndolo, pese a la crisis, tenemos que pensar que depende de nosotros mismos»; «si se recupera la confianza España podrá volver a ser lo que un día fue» afirmó el autor.
España es un país estructurado que cuenta con grandes infraestructuras, gente magnífica, empresas que ganan batallas todos los días, buen clima, una posición estratégica excelente entre otros muchos factores a su favor; sin embargo, carece de la confianza necesaria para salir adelante.
José Luis Manzanares reivindica esa confianza de la ciudadanía y la obligación moral del estado que impide la felicidad de su pueblo a través de un libro novelado y escrito en clave de humor.
Manzanares «nos presenta un cuadro típicamente liberal de un empresario que confía en la capacidad de las personas para ganarse su propio futuro» proponiendo para ello el uso de la energía civil, del mercado y del capital humano para generar valor, destacó el periodista Ignacio Camacho; y lo hace desafiando a la crisis a través de «un libro crítico, pero con un sustrato de optimismo. Manzanares cree que el país que quería ser pobre está enfermo, gravemente enfermo, pero no desahuciado, no terminal. Por eso se pasa el país todo el rato de consulta en consulta en busca de un diagnóstico y de una terapia que el doctor va sugiriendo a través de la propia diagnosis de la enfermedad, una enfermedad que es a su juicio la del estatalismo y la hiperpolítica». A su parecer, «Manzanares sostiene que el país está enfermo por un virus intervencionista y burocrático inoculado por una clase política sobredimensionada, elefantiásica, que se ha apoderado de sus órganos vitales para colapsarlos con multitud de funciones superfluas. Y de toda esa energía inútil surge un shock que ha bloqueado sus estructuras e impide el desarrollo. La receta final que él propone es obvia: menos sector público, menos administración ineficiente, menos casta y menos política, o por lo menos, mejor política».
Por su parte, Eduardo Serra, prologuista de la obra, señaló la importancia de la figura del empresario como generador de riqueza describiéndolo como «la persona que tiene fe porque tiene esperanza, cree en el futuro; una fe al cuadrado porque no solo tienen fe en sí mismo sino que renuncia a bienes presentes porque cree en bienes futuros, en eso consiste la inversión». Además, Serra afirmó que la obra presentada deja constancia del carácter de empresario moderno, consciente de la realidad nacional, y preocupado y comprometido del autor. El acto, celebrado en la Asociación de la Prensa de Madrid, contó con Francisco Giménez Alemán como moderador del acto.
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