Sobre una base histórica impecablemente documentada, el autor compone una ficción en la que se entremezclan elementos de la novela histórica, la épica de las grandes aventuras, la crónica de viajes, la tensión del thriller, la intriga y el suspense y el relato romántico. “Es una novela de corte histórico, minuciosamente estudiada, que habla sobre la tremenda fractura que significan las independencias. Ese es el trasfondo, pero hay también una historia de amor por detrás. Son dos personajes que se encuentran, no solo en el fragor de las batallas reales sino también entre la convulsión social de su época”, explicó el autor peruano cuando fue entrevistado tras ganar el Premio Torrente Ballester 2013, en una edición en la que se presentaron 593 obras, 245 más que en 2012.
Gracias a esta minuciosa superposición de elementos de crónica histórica y ficción novelesca, el libro se convierte en un cuaderno de bitácora de una época agitada y deslumbrante, en cuyas páginas y junto a personajes novelescos salidos de la pluma del escritor –que dan sentido y enriquecen la trama–, se dan cita algunos personajes históricos como el general peruano José Manuel Goyeneche, quien fuera ministro plenipotenciario del rey Fernando VII en las provincias americanas de la Corona, y que aquí protagoniza gran parte del relato. “Aunque los personajes principales son mujeres, el personaje motivador es Goyeneche, que es real. Lo enviaron a América para sofocar las revueltas que había en ese momento. Imagínese la situación: un general de origen peruano que debe detener una revuelta en su propio país”, ha aclarado el autor.
Con un admirable dominio del suspense, Jorge Eduardo Benavides construye una gran novela de intriga que tiene como epicentro el convento de Santa Catalina, en Arequipa, Perú, y que, como si de una road movie se tratara, viaja de Madrid a Cádiz y de allí a los confines del mundo –las provincias americanas y, en concreto, el virreinato del Perú–, en una época en la que el viaje se prolongaba durante meses y los peligros acechaban por todas partes. “Hay una trama en la que se deben rescatar unos documentos en el convento de Santa Catalina –explica Benavides, natural de Arequipa como Goyeneche y gran conocedor de la historia del convento–. Son unos documentos con un valor muy grande que el lector debe descubrir”.
Y entre asesinatos, misterios, traiciones, viajes, documentos secretos y mensajes escondidos tras complicados silogismos aristotélicos que hay que descifrar –aquí se recrea Benavides dando una clase magistral al lector– hay cabida en las casi 500 páginas que componen la novela para una historia de amor, o quizá son varias historias, truncadas por los avatares del destino. Porque si algo tienen en común las mujeres protagonistas de este monumental relato –Mercedes, María Micaela y Charo–, además de valor para embarcarse en la peligrosa aventura que significa descubrir El enigma del convento, es su capacidad de amar, algo que el autor subraya en escenas de una elocuencia demoledora. Además, su prosa recrea con precisión el habla de la época, dotando de verosimilitud los diálogos entre los personajes.
A su vez, los continuos saltos en el espacio a los que asistimos capítulo a capítulo, de Madrid a Arequipa y viceversa, hasta que los protagonistas de ambos lados del Atlántico se funden en la misma trama, dotan de ritmo a la narración y nos permiten sumergirnos en un fascinante recorrido geográfico cuyos escenarios son reconstruidos al detalle, algo a lo que ya nos tiene acostumbrados el autor
–quien además es un experto cronista de viajes– en anteriores novelas, como en Un asunto sentimental, donde nos proponía un recorrido romántico por trece ciudades del mundo.
El enigma del convento es una obra de orfebrería en la que cada pieza va encajando con la otra a medida que se desarrolla la narración hasta llegar a su clímax final. “Y un ajuste de cuentas –termina diciendo Benavides a propósito de su novela–, por ser peruano de nacimiento y madrileño de adopción, en un mundo que se repite, porque las independencias no son tan claras y la lectura es bastante actual.”
En definitiva, y como dijo Ángel Basanta, Portavoz del Jurado del Premio Torrente Ballester, la nueva novela de Jorge Eduardo Benavides es “una delicia de prosa que acompaña de manera extraordinaria una acción llena de intriga, misterio y suspense”.
Jorge Eduardo Benavides (Arequipa, Perú, 1964) estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Garcilaso de la Vega, en Lima, donde trabajó dictando talleres de literatura, y posteriormente como periodista radiofónico. Desde 1991 hasta el 2002 vivió en Tenerife, donde fundó y dirigió el taller de narrativa Entrelíneas. Ha colaborado con prestigiosas revistas literarias como Renacimiento y los suplementos culturales Babelia, de El País, y Caballo Verde, de La Razón, así como con diversos medios de su país. En Alfaguara ha publicado las novelas Los años inútiles (2002), El año que rompí contigo (2003), Un millón de soles (2007), La paz de los vencidos (2009), con la que obtuvo el XII Premio de Novela Corta Julio Ramón Ribeyro del Banco Central de Reserva del Perú, y Un asunto sentimental (2013), y el libro de cuentos La noche de Morgana (2005). En 1989 publicó su primer libro Cuentario y otros relatos. En 1988 recibió el Premio de Cuentos José María Arguedas de la Federación Peruana de Escritores y ha sido Premio Nuevo Talento FNAC en 2003. Fruto de su experiencia como profesor de talleres y asesor de novelistas ha publicado Consignas para escritores (2012). En la actualidad dirige el Centro de Formación de Novelistas.
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